Posted on: 24 marzo, 2020 Posted by: MULCS Comments: 0

junio 2019

Las condiciones de vida de las mayorías populares de nuestro país siguen empeorando mes a mes. La inflación de mayo, medida por el propio INDEC, volvió a superar el 3%, y acumula más del 57% en el último año, con un aumento muy superior en los alimentos de la canasta básica, en los medicamentos, en el transporte y en las tarifas de gas y electricidad. La desocupación medida por el INDEC ha superado el 10% a nivel nacional por primera vez desde 2006, y afecta todavía más a les jóvenes, llegando al 23% para mujeres menores de 30 años. El empleo “en negro” llega al 35%. Es decir, más desocupación y precarización laboral. La deuda externa se extiende a niveles claramente impagables, y está mayormente vinculada con el FMI (que, en última instancia, depende de su principal aportante, los EEUU). Esta nueva deuda, que es la más alta de la región y representa cerca del 80 % del PBI, significa una mayor dependencia de nuestro país respecto al imperialismo y a los grandes bancos.

Como ya estamos en plena campaña electoral, el Gobierno de Macri, con el aval del FMI y el capital financiero, intenta atenuar un poco el ataque contra el pueblo trabajador: buscarán contener la inflación, que no suba demasiado el dólar (en una economía con tarifas y precios dolarizados por este mismo Gobierno), y que vuelva algo de crédito a tasas un poco más bajas para promocionar el consumo de los sectores medios, les jubilades y una parte de les laburantes. Buscan generar una falsa sensación de “alivio”, para recrear las condiciones que les permitieron ganar las elecciones legislativas de 2017.

Pero el plan real sigue siendo el mismo, y si consiguen ganar las elecciones, van a redoblar su apuesta antipopular: disminuir el valor de nuestros salarios; recortar derechos conquistados por la clase trabajadora y el movimiento popular en décadas de luchas, y acercarnos a las condiciones de explotación que predominan en los países más controlados por los yanquis de nuestro continente (como en Colombia, Chile, Perú, y en América Central).

En Nuestra América la política norteamericana intenta recuperar, a pasos acelerados, el control económico, político y militar de la región (ver nota en págs. 12 y 13). En nuestro país, esa política se refleja en el sostenimiento político y financiero al Gobierno de Macri (con la autorización al préstamo más grande de la historia del FMI, incumpliendo las propias reglamentaciones del Fondo, y con el permiso para usar ese préstamo para contener el precio del dólar), y también en cómo los principales frentes electorales del sistema político tomaron nota del “cambio de época”, y se guardaron los cuestionamientos de otros tiempos a la política del Fondo y del propio gobierno de Trump.

Elecciones y perspectivas políticas

Mientras se cierra este periódico, asistimos a la negociación de las propuestas electorales, con un festival de pases y transas de un cinismo extremo (ver nota de págs. 4 y 5).

Desde el MULCS, entendemos que las propuestas mayoritarias no resolverán la situación angustiante que atraviesa nuestro país, y que la propuesta del FIT ahora ampliado al MST y a otras fuerzas es la única que, más allá de sus limitaciones, muestra la necesidad de luchar contra el FMI y el imperialismo. Por eso, junto a las organizaciones con las que conformamos el Movimiento de los Pueblos, llamamos a votar al FIT en las PASO.

Hay que echar a Macri: ¿cómo lo hacemos?

Numerosas organizaciones del movimiento popular, y muchísimas compañeras y compañeros en todo el país, coincidimos en una idea: hay que echar a Macri porque está empobreciendo al pueblo y a la mayoría de nuestra sociedad. Su política antipopular y antiobrera está agravando hasta límites insufribles todos los problemas estructurales que tiene nuestro país desde hace décadas, y la mayoría de nuestro pueblo comprende que un próximo gobierno de Macri, como candidato “natural” del capital financiero y el imperialismo, agravaría aún más las terribles condiciones de vida y seguiría con la tarea histórica de la gran burguesía de disciplinar al poderoso movimiento obrero popular de nuestra patria, que no ha alcanzado todavía para derrotarlos, pero que le provoca un malestar constante al poder real de la Argentina.

Coincidimos en la necesidad de echar a Macri Pero sabemos que para destruir la política que expresa Macri hay que ir por los dueños de todo: por el FMI, por la patria financiera, por los monopolios que dominan la economía y la vida de nuestro país. Y la propuesta de los Fernández ha llegado a una conclusión contraria a los intereses de las mayorías obreras y populares: dicen que hay que hacerse amigo del juez, siguiendo los consejos del viejo Vizcacha.

En concreto, esa política se traduce en que buscarán como renegociar un cambio en los plazos de pago de la deuda externa con el Fondo, y para lograrlo aspiran a la mejor relación posible con el poder permanente en Estados Unidos, es decir con el Departamento de Estado. Esta aspiración de firmar la paz financiera (casi seguramente en condiciones muy desventajosas para los intereses de nuestro país) lleva al peronismo a buscar cómo mejorar la relación política con los yanquis, adaptándose “pragmáticamente” a la realidad internacional.

Pero el PJ y sus aliados del Frente de Todos tienen dos grandes problemas: por un lado, la relación política y comercial con China y sus aliados del BRICS, y por el otro, está la historia y el presente de nuestro pueblo trabajador, que difícilmente acepte mantener nuevos ajustes y restricciones para sostener el pago de la deuda y mantener la relación con el poder norteamericano. Como parte de ese pueblo, estaremos sin dudas de parte de quienes reclamaremos más derechos para las mayorías, de quienes marquemos en las calles cada política antipopular. Asumir el programa político-financiero del FMI como inevitable llevará seguramente al PJ a privilegiar la relación con Estados Unidos y sus socios europeos, y puede complicarles la relación con una economía capitalista en ascenso como China.

Otra política: Por una alternativa de poder de las y los de abajo

Para derrotar realmente la política de Macri, y no solamente al tipo que la representa hoy, se precisa otra política: se trata de construir un programa que corte el círculo de la dependencia, que repudie la deuda externa contraída para la bicicleta financiera y la fuga de capitales, que aplique el control de la banca y el comercio exterior, que sostenga la unidad de los pueblos de Nuestra América como única posibilidad para contrarrestar el poder del imperialismo y sus aliados, sin unidad de nuestros pueblos y nuestros países es impracticable la lucha contra los yanquis y los poderes establecidos. Un programa que brinde respuestas a la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito y todas las demandas del movimiento de mujeres y disidencias sexuales, que promueva la participación popular en serio en la discusión de qué país necesitamos para que un puñado de dirigentes, que representen los intereses de las distintas fracciones burguesas, no sean quienes se adueñen de las aspiraciones del conjunto de nuestro pueblo.

Para que el pueblo “delibere y gobierne” necesitamos una profunda movilización desde abajo, y una transformación revolucionaria de nuestra sociedad plasmada en una Asamblea Popular Constituyente, que una la enorme tradición y presente de luchas que tenemos en nuestra tierra con las asambleas populares, barriales, en los lugares de trabajo, que sostiene nuestro pueblo trabajador. Una Asamblea Popular Constituyente que posibilite un canal de expresión real para las demandas populares, que pueda debatirlo y discutirlo todo, donde comencemos a trazar desde el protagonismo popular un camino para vencer a la dependencia, a la explotación y a todas las formas de opresión imperialista, patriarcal y capitalista.