Posted on: 9 abril, 2020 Posted by: MULCS Comments: 0

En estos días de cuarentena dictada por el gobierno, hay algo que no se detuvo en las barriadas populares: las ollas, que siguen cocinando día a día; las organizaciones sociales, que garantizamos la continuidad de la vida.

Siguen las ollas populares, las que cocinan rebeliones sostenidas por compañeras en cada comedor, amparadas en el artículo 8 del decreto de «Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio», que reconoce la necesidad de seguir colaborando con nuestro pueblo.
Siguen las ollas cocinando luchas, reforzando que la solución al hambre de nuestro pueblo se construye desde la acción colectiva y solidaria.

Mientras tanto desde el Estado llega a los sectores más vulnerados la propuesta del aislamiento social, resumido en la consigna “#QuedateEnCasa. Nos preguntamos entonces: ¿en qué casa?, ¿qué hacemos si somos 7 viviendo en una casilla de 4×4?, ¿en dónde nos metemos?, cuando vivimos con el agresor o el abusador ¿a dónde nos vamos? ¿con qué dinero compramos los productos de higiene?, ¿y si no tenemos agua?, ¿cómo garantizamos la continuidad educativa sin celular o sin datos para descargar las tareas?, ¿de dónde sacamos la guita para comer si no tenemos laburo?, y si tenemos laburos informales, sin derechos laborales ¿quién nos garantiza un sueldo?.

La idea de #QuedateEnCasa supone que todes somos iguales, pero no es así. Las desigualdades que produce el sistema capitalista, patriarcal y colonialista quedan expuestas, más que nunca, en momentos como este: somos los sectores más empobrecidos quienes estamos en peores condiciones para responder a esta pandemia.

Es así que pese a las advertencias del gobierno, sufrimos la reducción de nuestros salarios hasta en un 50%, suspensiones o despidos. Les trabajadores informales nos vemos imposibilitades de generar ingresos y el resto nos trasladamos a nuestro trabajo arriesgándonos al contagio, o a trabajar “homeoffice”, lo cual agudiza las largas jornadas de trabajo, las malas condiciones laborales y la sobre explotación. Les compañeres trans y travestis nos encontramos en situación de extrema vulnerabilidad, sin poder salir a buscar el mango para sobrevivir en el día a día y con una casi nula respuesta por parte del Estado.

La estrategia del Estado es paternalizarnos como sociedad, dándole centralidad al rol de las policías provinciales, quienes acumulan denuncias por abuso de poder contra les pibes de las barriadas, y acudiendo al ejército, cuando somos miles las organizaciones sociales que trabajamos territorialmente a nivel federal. Con la excusa de acercar alimentos, se redobla la apuesta: fortalecer la pata represiva del Estado, y promover la cultura de la vigilancia y el castigo social desde los medios masivos de comunicación, cuando en realidad lo que hace falta es invertir en salud, en alimentación, y en la mejora de las condiciones de vida de nuestro pueblo.

El Estado no llega y el hambre crece, pero nosotres seguimos desde nuestros territorios, organizando espacios comunitarios, bibliotecas, centros culturales, radios comunitarias, comedores y merenderos populares, para cuidarnos, para cuidar a nuestras familias y a nuestres vecines, porque la pobreza que genera la desigual distribución de la riqueza la enfrentamos mejor si lo hacemos juntes y organizades. Por todo esto, seguimos movilizades, con la certeza intacta de que con rebeldía y organización podemos construir un mundo justo y más humano para todes. Nuestras ollas no pueden parar.

FRENTE A LA EMERGENCIA SANITARIA Y SOCIAL ¡ORGANIZACIÓN POPULAR!
La salida es colectiva. Organización, solidaridad y lucha!!!

#ImpuestoALosRicos
#Coronavirus
#Argentina