Reproducimos comunicado de Corriente Político Sindical Rompiendo Cadenas
11/6/2020
/// Sobran razones para salir a luchar ///
De a poco vamos saliendo a la lucha porque para poder hacer una cuarentena con dignidad, tenemos que pelear por nuestras condiciones de vida palmo a palmo.
Sectores del empresariado bregan por el levantamiento de la cuarentena, para volver a producir y ganar con nuestro trabajo. Poco les interesa el crecimiento de la cantidad de casos de COVID-19 y las muertes que trae consigo. Los elementos de protección personal son retaceados, al igual que las licencias, y buscan aprovechar la dura crisis para flexibilizar las condiciones de trabajo y arrebatar conquistas históricas.
Distintas políticas llevadas adelante por el Gobierno Nacional vuelcan beneficios directos a diferentes fracciones de la burguesía. Mientras, las medidas a favor del pueblo trabajador sufren todo tipo de idas y vueltas y sólo se hacen tibiamente. La cuarentena sin reforzamiento de las políticas alimentarias y de ingresos para los sectores informales de nuestra clase redunda en la miseria de millones. Ni los jubilados y jubiladas se salvan del empeoramiento en sus ingresos, fruto del recorte implementado en el último ajuste de haberes.
Aumentan las suspensiones y los despidos, a pesar del decreto que los prohíbe. Los salarios están otra vez perdiendo contra la inflación, gracias al pacto entre la CGT y la UIA homologado por el Gobierno, que se replica en muchos otros sectores. Estos ataques a nuestra clase se suman al salario mínimo sin actualizaciones, a las cláusulas gatillo canceladas en algunos sectores y a los tarifazos que permanecen en las facturas de servicios.
El Gobierno renegocia, con la venia del FMI y sin siquiera investigar, una deuda externa ilegal, ilegitima y odiosa. En lo que va del año, ya transfirió nada menos que 6.000 millones de dólares cash al capital financiero. Se mantiene bajo siete llaves el impuesto a las grandes fortunas y la centralización del sistema de salud fue rápidamente desmentida, así como la idea de absorber acciones de las empresas con asistencia estatal.
Con estos antecedentes poco promisorios, ante el reciente anuncio de intervención de la corporación Vicentin, compartimos el llamado de la Federación de Aceiteros para avanzar en una expropiación que permita: a) el control sobre la producción de alimentos; b) la investigación a fondo del vaciamiento y c) la participación en la gestión de la empresa y el control de la producción por lxstrabajadorxs. En el mismo sentido, acompañamos el reclamo de los trabajadores del frigorífico Penta de poner en marcha una gestión obrera en esa empresa.
Los únicos realmente interesadxs en encontrar soluciones a los problemas populares somos los propios sectores populares y no esas grandes empresas que persiguen sus ganancias por encima y a costa de todxs.
El silencio no es salud
En el área de Salud vemos un despliegue negligente. A contramano de los discursos oficiales, de todos los niveles de gobierno, sobre cuidar la integridad sanitaria de la población y de lxspropixs trabajadores de la Salud, escasean los insumos para los hospitales, se niegan licencias, no aparecen los bonos o adicionales y, lo peor de todo: continúan los contagios e incluso muertes de trabajadorxs del sector, expuestxs a una altísima tasa de contagio.
No resulta azaroso que la pandemia empiece a desparramarse por los barrios populares, villas miserias y asentamientos, cuando las condiciones habitacionales son infames, la capacidad estructural para prevenir el contagio es mínima, la falta de agua potable y los zanjones pestilentes están a la orden del día, y las salitas médicas y centros de salud distritales son el último orejón del tarro de los escasos recursos gubernamentales. En paralelo, el dengue azota a vastas zonas del país.
Contemplamos el desarrollo de una falta de previsibilidad que incluso desconoce la existencia de propios protocolos sanitarios en CABA y el Gran Buenos Aires. La respuesta en última instancia termina siendo la militarización de villas, cuyxs habitantes no cuentan con nada para evitar el contagio y garantizar la propia superviviencia. Se avala y legitima así una política represiva que viene creciendo desde el propio origen de la Cuarentena.
En estos tres meses, nuestra clase viene discutiendo y expresando el descontento con los efectos más duros e inmediatos de toda esta situación. En los casos más graves se han suscitado paros, tomas y marchas en distintos puntos del país, como medidas de lucha ante el cierre de fábricas, de suspensiones, contra las pésimas condiciones de trabajo y el congelamiento salarial. A su vez, distintos sectores venimos poniendo en discusión, desde nuestros lugares de trabajo, qué producción y servicios resultan esenciales para la vida y cuáles no en el marco de la pandemia. Particularmente, las trabajadoras han puesto de relieve la importancia de las labores para la reproducción social: las mujeres y disidencias son quienes históricamente hemos vivenciado aún más la precarización laboral y la desocupación. En la actualidad, la modalidad de teletrabajo nos vuelve a sacar del ámbito público, el cual ya hemos ocupado y seguiremos haciendo. Es necesario que dicha modalidad se establezca sólo de modo momentáneo en el marco de la pandemia.
En los barrios populares, miles de compañeras ponen en riesgo cotidianamente su salud para desarrollar tareas de cuidado socializados en comedores, guarderías de niñxs y centros de atención para adultxs mayores. Paralelamente se recrudecen y aumentan las violencias de género hacia mujeres y disidencias, profundizándose la vulneración de derechos hacia niñxs y adolescencias, visibilizando que las políticas públicas no responden a las necesidades de la población más vulnerada sino que, más bien, a un sistema heterocispatriarcal.
Necesitamos, de manera urgente, salir en unidad articuladamente todos los sectores organizados de nuestra clase. Por todo ello es que acompañamos el sentido de la declaración de las organizaciones sociales y las luchas que vienen haciendo en los múltiples territorios para enfrentar el hambre, los brotes y la desigualdad creciente.
Compartimos la preocupación y la bronca, ya que venimos dando la batalla en nuestros lugares de trabajo y sindicatos y sabemos de la justeza de sus posiciones y demandas. Vemos que es necesaria cada vez más una acción amplia, decidida y unificada desde los diversos sectores de nuestra clase, dado el carácter global de la crisis y su tendencia a agravarse. A la atomización inherente a ésta época de cuarentena es clave responder con una creciente unidad de lxs que luchan en los territorios y los lugares de trabajo, una sola clase trabajadora, para contrarrestar la avanzada patronal cada vez más explícita y con aval gubernamental. Aspiramos que este camino nos permita salir de la presente crisis en las mejores condiciones de organización y lucha para enfrentar lo que se viene.
Es en este marco y por ello que apoyamos plenamente las demandas que levantan las organizaciones para la próxima medida de lucha a realizarse mañana, 11 de junio, así como todas las medidas que se da la clase trabajadora en la defensa de sus condiciones de vida y trabajo.
* Por una Cuarentena digna y sin hambre.
* La Deuda es con el pueblo. Suspensión de pagos e investigación de la deuda pública
* Impuestos a las grandes riquezas
* Dinero para políticas públicas a favor del trabajo, la salud y los cuidados.
* Universalización del IFE y aumento hasta garantizar la canasta básica.
* Paritarias de base ya. Por la democracia sindical
* Aumento del salario mínimo vital y móvil, planes sociales y jubilaciones.
* Apoyo estatal a las empresas recuperadas por sus trabajadorxs.
* Basta de femicidios y travesticidios.
* No a la militarización de villas y barrios populares. Basta de represión.
* Protocolos de seguridad en cada lugar de trabajo. Basta de asesinatos laborales. Nuestras vidas valen más que sus ganancias
Mesa CPS Rompiendo Cadenas