30/6/2020
La escuela secundaria 54 de Villa Alba, en la periferia de La Plata, fue noticia y dejó de serlo con la velocidad que las estadísticas devoraron la vida y la muerte de Ezequiel, su alumno fallecido el viernes 12 de junio de este año y a quien se le determinó post mortem la infección con Covid 19.
Las crónicas de los medios hablaron de «el menor», de «enfermedad de base», de «abandono de persona», pretendiendo poner las cosas en su lugar.
Para esos mismos medios, un pibe de un barrio vulnerado más que vulnerable, es un «menor», un candidato a ser «institucionalizado»; la «enfermedad de base» jamás es la pobreza y el «abandono de persona» no es responsabilidad de ese Estado que garantiza la disrribucion de privilegios y de miseria, según corresponda…
Nada nuevo, hasta aquí ni en lo que sigue.
La muerte, cada tanto, visibiliza a los «nadies» como un relámpago. Y a veces intentamos que ese instante consiga grabar en la retina lo que suele habitar cómodamente en el silencio o el olvido.
Lxs laburantes, docentes y auxiliares venimos insistiendo en los intentos de organizarnos desde antes del suceso tan tremendo como evitable de esa muerte absurda, pero sólo después de ésta da la sensacion de que no exageramos cuando denunciamos que nos mandan a trabajar como «héroes» pero sin otro equipo de protección personal que el que cada unx se procure.
Y en esas condiciones asistimos a preparar bolsas de alimentos de baja calidad, incluso sin que nos provean de bolsas en muchos casos. La escuela 54, ¿es la excepción o la regla de cómo nos hacen trabajar en las escuelas de la periferia?
En tanto desde los municipios de La Plata y Ensenada se disputaban la procedencia del virus que portaba Ezequiel (en el primero vivía y en una clínica del último murió), el 16 de este mes vinieron a sacarse fotos funcionarios municipales, del Consejo Escolar y de SUTEBA La Plata y ATE Provincia.
Esta última conducción, accionista menor del gobierno provincial, desistió de impulsar la organización de lxs trabajadorxs para conseguir la provisión de insumos necesarios con los que trabajar sin riesgo de vida, impulsar un comité de crisis con intervención directa de lxs trabajadorxs, etc. Lejos, cada vez más lejos de esto, se «autopercibe» imbuida de una «función social» consistente en «preservar la salud de la población», donando alcohol y lavandina.
En cambio, fue con la organización «por abajo» con la que hicimos oír nuestras demandas (Ver recuadro con la declaración de lxs laburantes de la Esc. 54, al final de la nota) y días después se realizaron hisopados a la familia de Ezequiel y se detectaron dos casos compatibles con COVID 19 en la fila de vecinxs que asistieron a llevar su bolsón de alimentos.
En este marco, el jueves pasado (25/6) volvimos a repartir bolsones de comida con equipamiento de protección personal provisto por la UNLP, es decir, murió un pibe, fue noticia y apareció una donación; luego, en el resto de las escuelas periféricas el Estado sigue incumpliendo con sus obligaciones de proveer de lo mínimo indispensable para que les laburantes sigan trabajando sin riesgo de contagio y los sindicatos, en el mejor de los casos, encubren su obsecuencia (¡y su esencia!) donando alcohol y lavandina.
También debemos atribuir a la insuficiencia de nuestra organización el no haber conseguido hasta ahora que el Estado nos provea los elementos de protección personal a los que nos obliga el protocolo. Éste sí nos lo «proveyeron», quedando de tal forma nuestro cuidado como cosa de nuestra exclusiva responsabilidad.
Si bien con ostensibles diferencias entre quienes aspiran a moderar las consecuencias más repugnantes del capitalismo y quienes las potencian, quitándose de encima la población «sobrante», una vez más queda en evidencia que todas las variantes defensoras de este orden de cosas son parte insoluble del problema y la clase trabajadora, la única con la necesidad -que es necesario transformar en posibilidad- de ofrecer a toda la sociedad una solución integral para enfrentar esta pandemia y para el «día después».
COMUNICADO
Lxs docentes de la Escuela Secundaria Nº54 a la cual asistía nuestro alumno de 14 años, víctima de coronavirus, nos organizamos para exigir que se testee a la familia y a quienes tuvieron contacto estrecho con dicho alumno con carácter de urgencia. El joven vivía en un contexto de vulnerabilidad extrema en el barrio Villa Alba. Muchos de nuestros alumnos viven de igual modo.
La pobreza, la alimentación insuficiente y poco nutritiva, la falta de servicios e insumos son el común denominador de nuestrxs pibes, quienes están expuestos a todo tipo de enfermedades.
Al día de hoy no han hisopado a la familia, ni a quienes estuvieron con él alegando que no presentaban síntomas. Cuando su padre estuvo acompañándolo hasta último momento.
El protocolo médico , publicado por el Ministerio de salud de la provincia dice que el objetivo es “ implementar las medidas de prevención, detección temprana y control que permitan brindar la respuesta sanitaria integral necesaria para la atención y protección de la población susceptible de COVID-19, reduciendo las complicaciones y posible mortalidad debidas al mismo y procurando además limitar la propagación de este nuevo virus, en el territorio provincial y nacional”.
Ademas, el Protocolo de atención en niños, niñas y adolescentes publicado el dia 24/04/20 se refiere a “ caso sospechoso” a quien en los últimos 14 días (criterio 2) “ Haya estado en contacto estrecho con casos confirmados de COVID-19”. Nuestro estudiante estaba en vínculo cercano con otros jóvenes.
Esta grave situación nos pone en alerta y preocupa porque consideramos que hay discriminación en la realización de hisopados. No se actúa de igual forma en los procedimientos y cuidados con casos confirmados de funcionarios que con vecinos de los barrios populares.
Exigimos al Estado y a las autoridades de la cartera de salud que respondan a esta urgencia de interés sanitaria nacional. No queremos perder a ningún estudiante más. Las vidas de nuestros jóvenes valen .
13/6/2020