Posted on: 3 enero, 2021 Posted by: MULCS Comments: 0

03/01/2021

Después de años de lucha del movimiento de mujeres y diversidades, finalmente el Congreso aprobó, en la madrugada del 30 de diciembre, la Ley 27.610, que legaliza el aborto legal, seguro y gratuito. La lucha del movimiento feminista hizo historia en nuestro país y en nuestro continente.

Seguir la manija

Por suerte, hace varias décadas algunas de nosotras se dieron manija y no cedieron. Hicieron caso omiso a los mandatos que determinan cuánta lucha, exposición, determinación, compromiso, energía, palabra es suficiente por nuestra parte en el ámbito público y frente a la disconformidad de las cosas tal y como son. Por suerte algunas y algunes invadieron las calles una y otra vez con banderas de arrastre caseras que cambiaron el color y las dimensiones hasta multiplicarse por millones de un solo color: el VERDE. El verde de la marea que inundó las calles hasta llevar un debate que excede  la cuestión de la salud pública y la lucha por el acceso a ESI (Educación Sexual Integral), a los métodos anticonceptivos, y el derecho al aborto legal, seguro y gratuito al ámbito legislativo. La historia de los pañuelos se entrelaza con esa imparable siembra que son los encuentros antes “nacionales de mujeres” y ahora plurinacionales y de mujeres y diversidades.

¿Por qué querríamos una ley? Ya en el debate del 2018 cuestionamos el término legal, lo cambiamos por voluntario y redoblamos la lucha y la exigencia. Más allá de razones técnicas, veníamos reafirmando la necesidad de poner en el centro la voluntad, ganar la legalidad para resguardar condiciones de acceso y de seguridad en un acto que responde al deseo y la posibilidad de decidir de manera autónoma sobre nuestras cuerpas, ganar la legalidad para que no haya más presas por abortar. Trajimos al ámbito público el deseo la voluntad la autonomía y la decisión como razones válidas y suficientes. Volvimos a sacudirnos opresiones y mandatos para decir que con eso basta. Gritamos que a la clandestinidad no volvemos nunca más. Cuestionamos el cancionero que pregonaba que fuera en el hospital. Dijimos que abortamos porque queremos y donde elegimos. Tenemos las tensiones y preguntas propias y las explicaciones que desde afuera esperan quienes nunca van a abortar. Cuestionan quienes no pudieron a la fecha dar respuesta a cada muerta y cada muerte que se nos llevó el aborto clandestino. Cuestionan quienes entienden la ley como un punto de llegada y a quienes les preocupa el devenir. Tienen motivos para preocuparse, a paso firme y hermanadas vamos más por más.

El 29 y el 30 de diciembre fueron jornadas históricas de manija persistente y emoción duradera. Más que nunca nos sentimos continuidad y tejido: hermanas hijas y nietas, herederas y contemporáneas, colectivas. Niñeces adolescencias juventudes adulteces vejeces de mujeres lesbianas trans travestis no binaries confluyendo en sentipensares históricos maravilladas incrédules aún agotades ansiosas movilizades felices. En la calle todas habíamos ganado una batalla y sí, el mundo es un poco más justo en 2021 porque reafirmamos nuestro derecho a no ser incubadoras, por ridículo que parezca. Como parte del debate que posibilitó finalmente la sanción de esta ley, se expusieron, ante la mirada impávida de representantes que dos años antes bregaron por la dos vidas, estadísticas de niñas torturadas obligadas a continuar embarazos, transitar partos y maternar como perversas extensiones de la violación que diera origen a esas gestaciones.

El #NiñasNoMadres se sostiene frente a comunidades y justicias cómplices e instigadoras de torturas y profesionales y trabajadorxs de la salud que, no solo no garantizaron acceso a la ILE ya vigente, sino que violando la obligación de confidencialidad posibilitaron el uso de esas niñas como parte del lobby que por ese tiempo y en las calles aún llamamos antiderechos. Los datos expuestos en el Senado marcan rumbos. Esas niñas estaban amparadas en leyes vigentes, la justicia patriarcal avaló el desamparo la crueldad y el sometimiento.

Claro que nos impulsa la rabia. La rabia, la tristeza, el cansancio, la frustración. La necesidad y una urgencia persistente frente a las injusticias que no dan descanso. Hablamos de una sociedad que nos manda cerrar las piernas y depilarnos el sobaco, que sonríe mientras habla de violación porque «el bebé» no estaba cuando eso ocurrió, que nos pregunta por qué no usamos preservativo o dónde estaban las madres de las niñas abusadas. Porque la ley, sabemos, nos metía presas por presunción de abortar. Nos metía presas. Ya deberíamos poder empezar a hablar en pasado.

Tenemos ley

Se aprobó la Ley 27.610.

Que nos garantiza a mujeres y personas con otras identidades de género el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo y la atención post aborto hasta la semana 14 inclusive en un plazo que no debe exceder los 10 días desde su solicitud. Derecho a decidir y a acceder. Que reafirma la necesidad de prevención a través de la ESI y el acceso a métodos anticonceptivos eficaces. Que señala como posibilidades de interrupción por fuera de este plazo, después de la semana 14, a embarazos producidos por violación o en caso de encontrarse en riesgo la salud integral de la persona gestante. Que establece el derecho al trato digno, la privacidad y la protección de las injerencias ilegítimas por parte de terceros, la confidencialidad, la autonomía de la voluntad, el acceso a la información y a tratamientos bajo estándares de calidad.

Para las niñas, niñes y adolescentes establece de acuerdo a la normativa vigente que siendo mayores de 16 años tienen plena capacidad para prestar conocimiento, en caso de ser menores de 16 se requerirá del consentimiento informado y autorización de sus representantes legales. En caso de personas con capacidades restringidas podrán prestar consentimiento en tanto titular de derechos, en caso de requerirse podrán ser asistidas por las personas que actúan como sistemas de apoyo y/o representantes.

En relación a la objeción de conciencia se establece que les profesionales que decidan ejercer su derecho de objeción deberán mantener la decisión en ámbitos públicos y privados por igual, derivar de buena fe de forma temporánea y oportuna, cumplir con todos sus deberes y obligaciones. Dispone que los centros de salud privados que no puedan garantizar el acceso a IVE por no contar con profesionales no objetores debe derivar a la persona solicitante cubriendo todos los costos y gestiones asociados a la derivación. La ley modifica el código penal, establece que no será delito el aborto realizado con consentimiento hasta la semana 14 inclusive. Asimismo establece pena de prisión para quien causare aborto sin consentimiento de la persona gestante, quien obrare con consentimiento de la persona gestante fuera de la semana 14 y sin que mediaren los supuestos/causales establecidos, el funcionario público o profesional de la salud que obstaculizare o negare el acceso a IVE. Se establece que no serán punibles los abortos de embarazos producto de violación o si estuviera en riesgo o la salud integral de la persona gestante.

Se grita, se abraza, se llora, se canta

Y como dijo la compa Lorena Ojea: se grita primero y se escucha el silencio después: el silencio del abrazo.

Nos abrazamos para darle cuerpo a esa emoción de fuego y aire, materializamos en el abrazo a este sueño alcanzado. Siempre fue con la otra “luchar con la compañera le gusta a usté”. Grabamos al fuego de la lucha este instante juntando pecho con pecho corazón con corazón ahí donde guardamos las memorias de tantos dolores y tanto sueño que entendimos lleva cada compañera. Entrelazamos los brazos cansados, nos pegoteamos y lloramos reímos temblamos saltamos latimos. Hoy bailaré. Hoy es ley.

¿Cuántas y qué palabras le ponemos a eso? Tantas, diversas, confluyentes. Escribiendo la espuma y la arena de la marea verde. Hablamos y no hablamos de marea y tenemos mucho por compartir y deconstruir todavía. Hacemos memes, cantamos, dibujamos, escribimos, lloramos, brindamos. Respondemos a los ataques misóginos que ya sin argumentos salieron a arengar para “violarlas a todas”. Seguimos discutiendo ante la reacción del celestismo conservador que ya presentó solicitud para que la ley sea declarada inconstitucional.

Es que esta ley es a pura lucha. Es y no es un punto de llegada. Es una estación. Es una conquista. Es ecografía y misoprostol, la posibilidad de acceso a algunos medicamentos que en otros países también se administran para abortar sin dolor. Y sí, sabemos que hay laboratorios monopólicos y producción a gran escala de medicamentos Raúl. Y sí, también peleamos y debatimos por eso. Es seguro y gratuito, es que no te esposen a la camilla, que no te amenacen, que podamos exigir que garanticen, es tiempo fecha y plazo para que no dilaten. Es volver a nombrar la ESI, el acceso a anticonceptivos y capacitación. Debería ser que no te señalen ni murmuren pero para eso falta un montón y la ley sirve pero no alcanza, debería ser nunca más un baby shower para forzar a parir a una niña embarazada. Es volver a decir #niñasnomadres, es nombrar mujeres y personas gestantes, y ver también en eso el movimiento de la marea.

Es el reconocimiento público y sororo a las socorristas y a las “históricas” de la lucha, siguiendo el reconocimiento que señaló Claudia Korol: Safina Newbery, Martha Rosenberg, Nelly Minyerski, Marta Alanis, Olga Cristiano, Nina Brugo, María Julia Constant, Mabel Gabarra, Liliana Daunes, Laura Bonaparte, Dora Coledesky, Lohana Berkins, Elsa Schwartzman, Zulema Palma, Cristina Coronel, Alicia Cacopardo, Alejandra Ciriza, Stella Manzano. Son, también, las iglesias en sus mayorías y otros fanatismos furiosas ante el cuestionamiento a las lógicas del silencio, la hipocresía y la opresión. Somos nosotras gritando que al silencio no volvemos nunca más y acordando la continuidad de la lucha en la separación de la iglesia y el estado. Todo mientras se celebra…porque #esLey.