24/6/2021
Nuestro país es inmensamente rico: tiene tierras de gran calidad, ríos potentes que pueden producir energía, una industria bastante desarrollada, trabajadoras y trabajadores calificadas, minerales, petróleo, gas, etcétera. Pero al mismo tiempo, aumenta la pobreza: más del 42 % es pobre (19 millones de personas, en mayor medida nuestras pibas y pibes y las mujeres), se estima que 10 millones se alimentan en comedores populares, el “salario mínimo” ronda los $25.000 mientras que la “canasta básica familiar” (o “línea” de pobreza) ya supera los $60.000, y millones de trabajadores cobran mucho menos cada mes.
¿Cuáles son los motivos de que tengamos tanta riqueza, pero al mismo tiempo seamos tan pobres?
El principal es que unas pocas empresas se llevan el fruto del trabajo de nuestro pueblo trabajador, de nuestras tierras y de nuestra producción.
Por el Río Paraná nos roban nuestro trabajo y nuestra riqueza.
Grandes empresas privadas son las dueñas de 32 de los 34 puertos habilitados sobre el Paraná y sus afluentes. No hay un verdadero control sobre estos puertos, registran sus exportaciones por “declaración jurada”…y el Estado hace como que les cree, eluden y evaden millones en impuestos, y tampoco hay control sobre las cargas (es decir que pueden llevar cereales, carnes, minerales, pero también usarlas para el narcotráfico o la trata de personas). La Prefectura, que supuestamente debería custodiar nuestros ríos y fronteras, se dedica al control y la represión de los pobres más jóvenes en nuestros barrios.
Las mismas empresas que exportan sin control aumentan los precios, produciendo la inflación que se come nuestros ingresos y salarios. Sin controlar y restringir el negocio de las exportadoras, será imposible impedir que crezcan la pobreza y el hambre en nuestro pueblo.
Por eso, cuando aumentan las exportaciones, crece la pobreza
Se calcula en 70 mil millones de dólares el valor anual de las exportaciones. Si se le cobrara un impuesto del 5 % a todas las empresas exportadoras, cada año se podrían recaudar 3.500 millones de dólares, es decir 350 mil millones de pesos (con un dólar a $100).
Con esa plata, se podrían construir más de 100.000 viviendas por año, o cubrir el costo de la “canasta familiar” de más de 60.000 pesos a todas las familias que están bajo la línea de pobreza.
Pasan cosas raras en nuestros ríos: La Argentina le paga flete, peaje y dragado a empresas extranjeras
Los puertos, el dragado y el mantenimiento están privatizados, y en manos extranjeras. Los grandes barcos que se llevan nuestras riquezas son todos extranjeros.
El dragado, balizamiento y cobro de los peajes son manejados por la empresa belga, Jan de Nul, que desde el gobierno de Menen, (hace más de 25 años) gana plata en pala, asociada a las grandes empresas multinacionales que se llevan nuestras riquezas.
El dragado descontrolado afecta a los humedales y al Delta del Paraná, generando un grave problema ecológico que perjudica a la población que vive en las zonas ribereñas. Este problema se agravaría muchísimo con la renovación de la concesión porque preveen dragar con mayor profundidad para que entren barcos mucho más grandes, es decir que dañarán todavía más el lecho y las riberas del río.
Con el sistema actual, la Argentina no tiene salida directa al mar desde nuestros ríos, y los barcos deben pasar por el puerto de Montevideo, y nuestro país sufre pérdidas incalculables en plata y en recursos.
Sin embargo, en noviembre del año pasado, el Presidente por el Decreto 949/20 dispuso llamar a una nueva licitación para el dragado y balizamiento, que así seguiría en manos privadas y extranjeras, y luego extendió por 3 meses a la misma empresa belga la concesión que vencía el 30 de abril de 2021.
Para terminar con esta sangría, junto a numerosas organizaciones populares en el Frente por la Soberanía Nacional, reclamamos:
Derogar el Decreto 949/20. Reactivar una Empresa Estatal de Dragado y Balizamiento, que fue privatizada en el gobierno de Menem, entregando incluso nuestros equipos.
Protección de los humedales del Delta del Paraná.
Formación de una Flota Mercante Estatal construida en Astilleros Nacionales, como la que existía hasta que Menem disolvió ELMA (Empresa Líneas Marítimas Argentinas), y reactivando astilleros como el de Río Santiago. Así se crearían miles de puestos de trabajo, y además el Estado ahorraría millones de dólares en fletes.
Abrir el Canal Magdalena, ya previsto en el Presupuesto de 2021, que permitiría una salida al mar propia y directa sin tener que pasar por Uruguay, y conectar la cuenca del Paraná y del río de la Plata con el mar Argentino, ayudando a recuperar nuestra soberanía fluvial y marítima.
Estatización y control de nuestros puertos, con severos controles aduaneros, para que no se lleven de arriba las riquezas de nuestro suelo.
Nacionalización y control del comercio exterior.
Así recuperaremos soberanía sobre nuestros ríos y puertos, para que la Argentina no se siga desangrando por el Río Paraná.
Hace más de 200 años, Manuel Belgrano escribió: “Toda nación que deja hacer por otra una navegación que podría hacer por ella misma, compromete su soberanía y lesiona gravemente la economía de sus habitantes”. Recuperemos nuestra historia por un futuro para todes, para nuestras hijas e hijos.