Posted on: 12 agosto, 2021 Posted by: MULCS Comments: 1

12/8/2021

Nadie puede predecir con exactitud cómo y cuándo impactará la nueva ola de la pandemia en nuestro país, a partir del ingreso de la variante Delta. Seguramente el grado de desarrollo de la pandemia influirá en la lucha de clases y el conflicto social, después de dos años de crisis sanitaria, crecimiento de la pobreza y la precarización laboral, de aumento de la desocupación real. En ese marco, transcurren la disputa electoral, la desventajosa “negociación” con el FMI, y los condicionamientos sociales que implicará cualquier acuerdo con el Fondo para nuestro pueblo trabajador.

¿Esperando o esquivando la variante Delta?

En el último mes vienen disminuyendo los nuevos casos de covid19. Sin dudas, la vacunación masiva está permitiendo ese avance sanitario, que también se refleja en la menor cantidad de ocupación en las terapias intensivas. Pero el control de quienes regresan al país será muy probablemente insuficiente para contener completamente el ingreso de la variante Delta. Hasta ahora, las medidas de cuidado individuales y colectivas y el avance de la segunda dosis de la vacunación detienen la llamada tercera ola de la pandemia en nuestro país. Sólo hay algunas certezas: que el virus seguirá mutando y desarrollándose, y que aún faltará mucho para los tiempos de la “nueva normalidad”, más allá de los deseos de gobiernos y de los intereses empresariales. Otra certeza es aún peor: el modo de producción de la industria alimentaria provocará nuevos virus, cuyo alcance aún desconocemos.

Por supuesto, este breve pantallazo de la crisis sanitaria tiene implicancias en el avance de la conflictividad social. La enorme pobreza, la mayor desocupación y precarización laboral, la inflación que no cesa, no han tenido la respuesta masiva y organizada que desde nuestra clase y nuestro pueblo podemos realizar, justamente por los efectos de la pandemia. Todos los sectores de la realidad política de la Argentina, de izquierda a derecha, suponen que a un menor grado de circulación del covid19 corresponderá un mayor grado de conflictividad social, en el marco del desastre social y económico potenciado por el virus.

Hoy más del 45 % de nuestra población es pobre según los propios indicadores oficiales. El “salario mínimo” y la jubilación “mínima” (que abarca a más del 60% de la población jubilada) no llegan ni a la mitad de la de la “canasta de pobreza”, y la pobreza para les niñes y para las mujeres y diversidades es muy superior al promedio general de la población. La mayor desocupación fue cubierta parcialmente por el aumento en la cantidad de los planes sociales, y por mayor empleo precario bajo el régimen de “monotributo”. Pero como venimos diciendo, a pesar del esfuerzo de los movimientos territoriales que le exigen recursos al Estado, la miseria, el hambre y la pobreza crecen en forma acelerada, y las medidas paliativas no logran superar esta situación extrema: es como regar un desierto, la tierra siempre quedará seca.

Las discusiones de fondo

La salida de fondo que precisamos es muy distinta que la planteada por el Gobierno del Frente de Todos. Su propuesta tiene como ejes centrales la “renegociación” con el FMI, la recuperación de las exportaciones vía los agronegocios, y el incremento de la obra pública, mientras busca contener la caída de salarios e ingresos populares con medidas de emergencia. Esta política se explica en parte por las próximas elecciones parlamentarias, pero no sólo por esa causa: refleja una de las opciones del sistema político, la posición utópica de conformar al mismo tiempo al gran capital (que a cambio haría las famosas “inversiones”) y a las mayorías populares. El deterioro en nuestras condiciones de vida, producto de una larga década de crisis económica potenciada por el proyecto antiobrero y antipopular de Macri y la pandemia, sigue creciendo. Para el MULCS, está claro que no es lo mismo contener a Todos que trabajar conscientemente por los intereses de las mayorías populares contra los poderosos de siempre.

Por cierto, la oposición mayoritaria es esa derecha reaccionaria, cuya mayor diferenciación del proyecto del FdT es plantear abiertamente la integración subordinada al imperialismo yanqui y europeo (“integrarse al mundo” le dicen a la profundización consciente de la dependencia), y en tener mucha menos contemplación con los problemas de las y los de abajo. Para esta coalición (que va cambiando de envase electoral en cada ocasión, ahora es “Juntos por el Cambio” o simplemente “Juntos”) directamente una parte de nuestra población está sobrando en su proyecto de país agroexportador y dependiente.

Más allá de sus diferencias políticas, las coaliciones mayoritarias no solucionarán los graves problemas estructurales que atraviesa nuestro país: en el fondo son formas distintas de administración de la crisis estructural de nuestro capitalismo dependiente. La propuesta de la derecha más reaccionaria adopta una forma brutal en la que se desinteresa por la suerte de más de la mitad de quienes habitamos este país. El Gobierno del Frente de Todos trabaja en un equilibrio inestable entre el poder real y las necesidades de las mayorías, en un juego pendular donde perdemos las y los de abajo y ganan los poderosos de siempre.

El conflicto social irá creciendo

En este marco, se siguen desarrollando luchas y conflictos defensivos, buscando no perder aún más. En las dificilísimas condiciones de la era de la pandemia, se desarrollan importantes conflictos de les trabajadores de la salud, la educación y estatales (como ocurrió hace pocos días en Mendoza, y en hospitales emblemáticos como el Garrahan), de los movimientos territoriales (como la lucha que protagonizamos junto a otras organizaciones en Lomas de Zamora http://mulcs.com.ar/index.php/2021/08/10/gracias-al-plan-de-lucha-de-las-organizaciones-en-lomas-de-zamora-logramos-arrancar-compromisos-al-municipio/), y de distintos sectores de nuestra clase contra los despidos y la precarización creciente.

Excepto en el sector de nuestros movimientos territoriales, que fue potenciado por la crisis económica y social y que cuenta con una larga experiencia de organización y lucha desde los barrios populares, estas luchas siguen siendo aisladas.

Este 12 de agosto se realizó una importante movilización nacional de la salud, que avanza en construir una mayor unidad del enorme descontento de uno de los sectores de trabajadoras y trabajadores más golpeado por la pandemia, las malas condiciones de trabajo y los bajos salarios (https://fesprosa.org.ar/portal/12-de-agosto-interpelan-a-los-candidatos-en-jornada-nacional-de-salud/).

A las luchas de nuestra clase en el plano sindical y territorial, se suman las protagonizadas por el movimiento de mujeres y diversidades (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/08/10/sin-politicas-publicas-integrales-no-hay-ni-une-menos/), de los pueblos originarios, de las luchas por Tierra y Vivienda, y del movimiento ambiental contra el extractivismo y en defensa de nuestros bienes comunes. En estos días se está llevando adelante una importante movilización de la multisectorial en defensa de los humedales de Rosario (https://www.rosario3.com/informaciongeneral/Parte-este-miercoles-desde-Rosario-una-caravana-de-kayaks-a-Buenos-Aires-por-la-ley-de-humedales-20210810-0062.html). En tiempos de pandemia que pone en cuestión el capitalismo depredador y extractivista, estas luchas serán cada vez más necesarias para nuestro movimiento popular.

La deuda eterna: En el centro de nuestros problemas

En estos días siguen la “renegociación” entre el FMI y el Gobierno nacional por el ruinoso préstamo contraído durante los años de Macri, que tuvo el préstamo más importante en la historia de ese organismo internacional de crédito (dominado por los EEUU y el gran capital financiero de ese origen).

Recordemos algunos hechos. Después de anunciar que iba a juzgar a los responsables locales de contraer esta deuda ilegítima y odiosa, el bloque de senadores del propio Frente de Todos (bajo la dirección política de Cristina Fernández) presentó un proyecto para que los fondos que el FMI distribuirá a todos sus países miembros para atender los efectos de la crisis sanitaria y económica no se usen para pagar deuda, sino que justamente fueran a atender la gravísima situación social que atravesamos. Pero a partir de las evidentes presiones del actual gobierno yanqui de Biden, y de la “donación” de vacunas norteamericanas para competir con China y Rusia en la disputa diplomática, la propia Vicepresidenta anunció que el monto que llegara por los DEG (Derechos Especiales de Giro) se destinará a…pagar esa misma deuda, bajo el argumento de no utilizar las reservas del Banco Central para ese fin.

El tema central es que el Gobierno del Frente de Todos resolvió desde el principio que es imposible seguir el camino que planteamos las organizaciones que nos nucleamos en la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago y la Investigación de la Deuda, y entonces la “negociación” se reduce a plantear disminución de tasas e intereses, o a intentar una ampliación de plazos (que ya fue rechazada por el Fondo).

En cambio, la propuesta de la Autoconvocatoria plantea que es preciso investigar profundamente toda la deuda contraída para analizar su legalidad y legitimidad, y que hasta determinar su legalidad hay que suspender el pago. Entendemos que la deuda es sobre todo un mecanismo de dominación política y económica de los países imperialistas hacia los pueblos de los países dependientes. Desde esa idea fuerza, se convocó a una importante jornada de movilización contra el FMI y la deuda (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/07/29/jornada-nacional-de-lucha-contra-la-deuda-y-el-fmi/), y seguiremos en ese camino buscando sumar a más sectores populares a esta pelea central.

La soberanía nacional y la destrucción de nuestro territorio

La lucha por nuestra soberanía encarada por el Frente por la Soberanía Nacional y otros sectores en contra de la reprivatización del río Paraná y de nuestras vías navegables es inseparable de las luchas en defensa del ambiente, contra la megaminería y en defensa de nuestros territorios atacados por el modelo de agronegocios. Al mismo tiempo, va unida a la disputa contra la deuda externa, que contribuye a incrementar nuestra dependencia económica y a aceptar estos “negocios” con el objetivo de pagar sus intereses y asegurar su pago constante.

Para salir de ese círculo asfixiante, hay que controlar el comercio exterior y el sistema financiero, hay que controlar la producción de energía y de los medios de transporte, promover un modelo de industrialización basado en las necesidades de la mayoría de la sociedad y no el afán de ganancia de las transnacionales, un modelo que respete nuestros territorios y a quienes habitamos en este país. Ese proyecto requiere de la unidad de los pueblos de Nuestra América, y del protagonismo activo de nuestra clase trabajadora y de todos los sectores populares enfrentados al poder real.

Construir otra propuesta de sociedad, que supere la pobreza, el hambre, la precarización laboral, que consolide la verdadera independencia nacional, requiere organizarnos y pelearla en serio, y es una tarea central para nuestra clase trabajadora, para todos los sectores populares que no podemos vivir más bajo el poder del imperialismo, los monopolios que dominan los resortes principales de nuestra economía, y sus socios locales.

Una salida para las mayorías populares

En este cuadro de enormes dificultades, sabemos que la salida debe ser colectiva, desde abajo y a la izquierda. Desde nuestra perspectiva, la unidad de las izquierdas no es un fin en sí mismo, sino que es un instrumento para llegar con más fuerza a los distintos sectores de nuestra clase y nuestro pueblo. Se trata de actuar con una lógica que sea superadora de las propuestas de un oficialismo vacilante con los poderosos, de una derecha ultrarreaccionaria que propone el alineamiento automático con el imperialismo, y que al mismo tiempo pueda ir más allá de las limitaciones que exhiben las distintas propuestas de la izquierda. Entendemos que la existencia de varias listas de izquierda en las próximas PASO es una clara limitación en ese sentido.

Para nosotres, se trata de unir todas las reivindicaciones populares, todos los intereses afectados por el dominio del gran capital y el imperialismo, en un polo capaz de articular las imprescindibles luchas de les trabajadores, los movimientos territoriales, los pueblos originarios, el movimiento de mujeres y diversidades, las luchas por nuestra soberanía y nuestro ambiente, contra la dominación de la deuda eterna, en definitiva en la unidad más amplia de las mayorías populares.

Para desarrollarse, esa unidad necesita construir un programa de salida a la gravísima crisis que sufrimos desde el pueblo trabajador, y conformar un amplio frente con perspectiva de clase, antiimperialista, feminista, popular, anticapitalista, con vocación de poder, que busque unificar al conjunto de los sectores populares atacados por nuestros enemigos de siempre.

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  1. Muy buen detalle del Frente Antimperialista y por el Socialismo que hace falta.
    El listado de sus componentes, completo, es a la vez un inventario de la fragmentacion que no se supera.
    ¿Achacable al peso del Frente Imperialista , de hecho existente pero nunca etiquetado asi?

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