Posted on: 24 octubre, 2020 Posted by: MULCS Comments: 0

24/10/2020

En el marco de una larga lucha contra el Grupo Beltrán que pretende despedir trabajadores y encuadrar a la empresa dentro del convenio del Sindicato de Alimentación, perjudicando a los compañeros encuadrados en Aceiteros, se ha conseguido un importante avance como resultado de la organización obrera. La conciliación obligatoria ha parado el look out patronal, y obliga a la patronal a discutir el encuadramiento y los despidos.

Reproducimos comunicado del SOEIA, y una carta del compañero jubilado José Luis Mayo, histórico delegado de esa empresa y dirigente en el proceso de recuperación del Sindicato de manos de la burocracia.

Comunicado del SOEIA Capital y GBA 21-10-2020

El Grupo Beltrán retrocedió con su lock out en Dánica Llavallol

En el día de la fecha, y tras la orden dictada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación en el día de ayer, el Grupo Beltrán dejó sin efecto el lock out que sostenía en la planta de Avex Dánica Llavallol desde hace varios días.

Este cierre patronal, el segundo lock out implementado por el grupo empresario en los últimos meses, no tuvo ninguna razón productiva o económica. Efectivamente, el Grupo Beltrán continúa sin presentar la documentación respaldatoria de la crisis que invoca.

Muy por el contrario, la única razón por la que el Grupo Beltrán realizó esta ilegal medida, y la sostuvo en el tiempo, a pesar de que el 9 y el 14 de octubre el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires los conminó a la inmediata reapertura y pago de salarios, es porque pretende atemorizar a las trabajadoras y los trabajadores de la planta para que acepten que se les arrebate su convenio colectivo de trabajo junto a sus derechos laborales, salariales y sindicales.

Es de público conocimiento que desde diciembre de 2018, cuando se concretó la adquisición de la firma, el Grupo Beltrán incumplió una y otra vez sus obligaciones legales, intentó flexibilizar y desconocer el CCT 420/05, modificando categorías laborales, quitando adicionales, y que tras el inicio de la pandemia violó la prohibición de despidos dictada por el gobierno nacional, inventando falsas causales, presionando en forma individual a las compañeras y los compañeros de Dánica para que se resignen a perder su convenio y sus derechos laborales, salariales y sindicales.

Y sin embargo, toda la ofensiva patronal del Grupo no logró doblegar al colectivo obrero de Dánica Llavallol.

El Grupo Beltrán, que pretende actuar como si las leyes y normativas vigentes no se le aplicaran, que está obstinado en elegir a dedo el Convenio de la planta y pretende bajar el salario de forma arbitraria, que incluso ha desconocido dictámenes directos, como la orden de reapertura efectuada por la Provincia de Buenos Aires, se encontró con un límite a su prepotencia.

Y ese límite es la conciencia y la voluntad de lucha de las trabajadoras y los trabajadores aceiteros.

Porque luchar sirve, y esta derrota del segundo lock out patronal lo demuestra.

Hoy, gracias a la firmeza expresada una y otra vez por las compañeras y los compañeros aceiteros que en unidad y en asamblea, deciden y luchan, junto a sus delegados electos, junto a su Sindicato Aceitero y con el apoyo de la Federación, ingresan una vez más en la planta.

Es un logro de la resistencia obrera, de la firmeza demostrada en esta lucha que continúa. A seguir avanzando en defensa del Convenio Colectivo Aceitero 420/05, el Salario Mínimo Vital y Móvil, los puestos de trabajo, los derechos laborales y sindicales y la reincorporación de los compañeros despedidos Hugo y Lucas.

¡Viva la clase trabajadora!

Comisión Directiva

SOEIA Capital y GBA

A los trabajadores de Dánica en lucha

Compañeros, el que suscribe esta nota es el compañero José Luis Mayo. Creo suponer que la gran mayoría de ustedes saben quién soy porque me han conocido personalmente, o es probable que sepan de mi persona por haberse enterado por otros medios afines, por eso infiero que a este respecto sería redundante que agregue algo más, puesto que, fue muy larga mi trayectoria como operario de la empresa en el sector mantenimiento, más de 4 décadas continuadas, y, en este vasto tiempo, durante muchos años ejercí como representante sindical de base. Por supuesto que, esto por sí sólo, más estando en el presente afuera de la fábrica y del gremio, soy consciente que no me otorga ningún derecho especial para opinar sobre el conflicto, como no sea en un marco acotado de mesura, prudencia y respeto.


Aclarando esto, me tomo la atribución de transmitir, a los compañeros en lucha en contra del grupo Beltrán, un incondicional compromiso militante, y una absoluta solidaridad ética y proletaria. Esta empresa negrera, aprovechándose de la actual y devastadora pandemia sanitaria, y la profunda y recurrente crisis económica que afecta la economía capitalista Argentina y mundial, pretende de manera intempestiva y unilateral, y al margen de la ley laboral y el contrato de trabajo, imponer una baja de salarios por debajo del convenio aceitero vigente, y, asimismo, está implementando una hábil y perversa estrategia para arrebatarle a los trabajadores derechos adquiridos hace muchísimos lustros atrás, entre estos, uno de importancia sustantiva, el encuadramiento gremial. Flora Dánica fue fundada en el año 1936, y desde esas antiguas y primigenias épocas los trabajadores de esta empresa están encuadrados sindicalmente en el convenio aceitero, por lo tanto, este es un derecho adquirido de facto y con carácter inalienable, siempre y cuando, por la voluntad democrática y mayoritaria de los afiliados, los trabajadores de Dánica deciden cambiar de gremio. El grupo Beltrán, mediante métodos prepotentes e intimidantes, cómo son los injustos despidos de compañeros sin causa, aspira a servirse de la solapada complicidad de un gobierno burgués débil e inestable, cuyo objetivo de máxima es superar sus insalvables contradicciones económicas articulando un ajuste brutal y sistemático al salario de los trabajadores. La empresa también ambiciona, en función de consolidar sus mezquinos intereses financieros, exacerbar y ahondar hasta las últimas consecuencias las diferencias ideológicas, o de distintos criterios para consensuar un plan de lucha coordinado por parte de los trabajadores, el que, por supuesto, incluye a sus dirigentes. Plan de lucha que, forzosamente, debe cristalizarse en la acción directa, la única forma viable para confrontar con la empresa y quebrantar sus objetivos espurios. Los directivos de Dánica y su gerencia de personal recurren a cualquier medio, legal o ilegitimo, con tal de conseguir afianzar su estrategia de explotación y miseria, e intensifica la persecución laboral y los aprietes persistentes amenazando a los laburantes con la pérdida de su fuente de trabajo, e insta a los compañeros sometiéndolos a una constante y traumática presión psicológica y mal intencionada, profundizan la enemistad y la división entre los propios compañeros.


Compañeros, quiero subrayar que este mensaje fraternal y solidario, tiene como razón y fundamento principal hacer un llamamiento a la sensatez y la reflexión, con una exclusiva e inclaudicable finalidad, sumar fuerza la causa obrera y contrarrestar la capacidad de hacer daño que posee la empresa, y, de ningún modo previsible, o inimaginable, prestarse a la estrategia disociadora y divisionista de la empresa, y, por encima de nuestras lógicas diferencias, es necesario e ineludible apuntalar y cohesionar en un todo indisoluble la férrea unidad de los trabajadores.


Estimados compañeros, para ir finalizando esta nota que me ha nacido de mi alma proletaria, unas últimas palabras. Mi dilatada experiencia, tengo 73 años, me ha dejado algunas sabias enseñanzas, algunas excelentes y otras muy dolorosas, porque como dice el saber popular se aprende de lo bueno de la vida, pero también suele educar lo malo. Los conflictos laborales se pueden ganar o perder, y a veces, como en el fútbol, empatar. Hay dos formas de perder. Una entregándose sin luchar y aceptar sumisamente lo que propone la patronal, la otra forma es perder con dignidad. Desde un tiempo atrás, hasta hoy, han quedado en el camino varios compañeros que, por desgracia, hoy no están en la planta. No se puede permitir bajo ningún concepto que esto prosiga aconteciendo, y no hay nada que tenga legitimidad moral, ni que avale o justifique los últimos 2 despidos. Me estoy refiriendo, de manera concreta, a los compañeros Lucas Suárez y Hugo Fiorini. Ninguna resolución del conflicto, cualquiera sea el carácter o la modalidad que este contenga, debe contemplar un acuerdo, de los laburantes y los dirigentes con el grupo Beltrán, que considere admisible que los compañeros mencionados pierdan su fuente laboral, por cuánto, ganar (entre comillas) un insignificante combate de este modo indigno, implicaría que los patrones, en un futuro muy cercano, van a venir por todos nosotros, y, entonces, irremediablemente, vamos a perder la guerra y habrá muchos más despidos, y, además, van a cubrir esos puestos, como sucediera en otra etapa anterior de la empresa, con trabajadores eventuales temporarios en situación de extrema precariedad laboral.


Compañeros y amigos, en este inmenso desafío en que los ha sumido el destino, soy muy respetuoso de las decisiones y acciones que ustedes dispongan de forma conjunta y democrática, aunque de mi parte dejo constancia de modo categórico, y sin desconocer los valores de pertenencia la misma clase que nos unifica con los obreros de la alimentación, este viejo trabajador fue aceitero durante toda su vida pasada, aún hoy se sigue sintiendo aceitero, y continuará siendo aceitero hasta el último día de su vida.

¡¡¡No al cambio de encuadre gremial!!!

¡¡¡No a la baja de salarios!!!

¡¡¡Reincorporación de ya de los compañeros Lucas Suárez y Hugo Fiorini!!!