31/5/2021 –
La tormenta del covid19 finalmente explotó. Nuestro país atraviesa el peor momento desde que comenzó la pandemia, en marzo de 2020. Al mismo tiempo, en los últimos días tuvimos la mayor cantidad de nuevos casos y de fallecimientos cada millón de habitantes a nivel mundial.
En ese contexto, el Gobierno nacional continúa con su “negociación eterna” con el poder real. Es una política extremadamente grave: se lleva puesta la salud, la vida, las condiciones laborales, de las mayorías populares; y al mismo tiempo, refuerza los discursos más reaccionarios y funcionales al imperialismo, que golpean al Gobierno desde afuera, y fortalece a los sectores más derechistas al interior de la coalición de gobierno.
Ocurre que si no se disputa con el poder real la situación de nuestro pueblo trabajador seguirá empeorando. En la disputa política, si no hay avance hay retroceso. Hay que dotarse de un programa político que luche por la soberanía alimentaria, fluvial, marítima, industrial y financiera que necesitamos. Construir una salida para las mayorías populares implica pelearse en serio con los dueños de todas las cosas, con el poder real que domina en nuestro país y Nuestra América desde hace décadas.
Pandemia: Un desastre anunciado
El jueves 20 de mayo, el presidente Fernández anunció que el sábado 22 se iniciaba un cierre de actividades mucho más estricto durante nueve días hasta el domingo 30 de mayo, buscando detener el fuerte crecimiento de contagios y fallecimientos por el covid19 que se inició a principios de abril, la terrible Segunda Ola. En los últimos quince días hemos tenido más de 7.000 fallecimientos por el virus, y en distintas provincias y zonas del país el sistema sanitario está colapsado o al borde del colapso (por ejemplo, en la ciudad de Córdoba, a pesar de contar con un buen sistema de salud). Cuando está terminando el breve período de mayores restricciones, la pandemia no ha disminuido su ritmo, y hemos llegado a superar los 40.000 casos diarios.
Por supuesto, hay una enorme responsabilidad política en esa escalada de la pandemia de la política de Juntos por el Cambio y de sus medios de incomunicación masiva que promovieron la “presencialidad educativa” y atacaron cada restricción sanitaria como un “ataque a sus libertades”. Larreta, como gobernante de la ciudad con mayor incidencia de la pandemia durante varios días en todo el mundo, se mantuvo con el apoyo a la asesina “presencialidad” en las escuelas, y no aplicó ningún control sobre las empresas que violaron las normas sanitarias. Otros gobernadores tan de derecha como Larreta, pero de otro signo político, como Schiaretti en Córdoba y Perotti en Santa Fe también se manifestaron a favor de la “libertad”…empresaria, con consecuencias igualmente desastrosas para sus poblaciones. Estas posiciones de la derecha tienen un doble objetivo: golpear, esmerilar al Frente de Todos, y sostener su apoyo a los intereses de las grandes empresas, de quienes son sus principales representantes.
Pero la política conciliadora con los de arriba del Gobierno nacional del Frente de Todos es igualmente responsable de la situación tanto en el terreno sanitario como en el económico. Está claro para todes que para sostener mayores restricciones a la circulación había que disponer mayor ayuda económica, y para obtener recursos para esa ayuda social y laboral hay que sacarle más a las grandes empresas que siguen obteniendo ganancias durante la pandemia. Hay una evidente relación entre la falta de voluntad del Gobierno en obtener esos recursos (como se evidenció en la fallida estatización de Vicentin, o actualmente en la disputa por la licitación de la “Hidrovía”) y una política tibia y ambivalente en relación a las limitaciones sanitarias. El Gobierno dispuso de más presupuesto para salud, pero ese presupuesto es claramente insuficiente como vemos en las luchas de sectores de trabajadores de la salud por salarios y contra la precarización (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/05/21/moreno-triunfo-de-les-trabajadores-de-la-upa-12-cuartel-v/).
La vacunación avanza: Por la liberación de patentes y vacunas para todes
La vacunación ha empezado a mayor ritmo en las últimas semanas, más del 20% de la población ha recibido la primera dosis de inmunización, y en junio se anuncia la llegada de más vacunas, suficientes para inmunizar a la mayor parte de la población en riesgo por edad y enfermedades preexistentes. También avanzan las negociaciones con Cuba por sus vacunas Soberana y Abdala. Pero la campaña de vacunación pelea una carrera contra el tiempo con el avance de la pandemia y la llegada del invierno, que empeora las ya difíciles condiciones.
Los países más desarrollados están muchísimo más avanzados en sus porcentajes de vacunación, mostrando en este terreno la desigualdad existente en todos los planos. Por esos motivos, desde el MULCS y el Movimiento de los Pueblos somos parte de los espacios internacionales que reclamamos por la liberación de las patentes y por el derecho a las vacunas y a un sistema público de salud en todo el mundo (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/05/18/acabemos-con-el-sistema-de-patentes-privadas/). Como venimos señalando, Cuba (un pequeño país bloqueado por los Estados Unidos desde hace 60 años) ha conseguido enormes logros en el cuidado de la salud de su población y ayudado sanitariamente a muchos países empobrecidos. Si un sistema similar prevaleciera a nivel internacional seguramente tendríamos resultados más favorables a los pueblos y les trabajadores en todo el planeta.
Si no la peleás de verdad, la derrota está asegurada: Negociando con el Fondo
Desde su asunción en diciembre de 2019, el Gobierno nacional encaró la “renegociación” de la deuda con el FMI y del conjunto de la deuda externa con una premisa clara: había que pagarla, sin discutir ni su legalidad, ni su legitimidad de origen. Comprendiendo que los acuerdos de pagos contraídos por el Gobierno de Macri son imposibles de pagar en los plazos y montos acordados, siguen intentando una “renegociación” un poco más favorable, buscando aprovechar en parte la disputa hegemónica a nivel internacional. Pero ni las rebajas de las “sobretasas”, ni la modificación de los plazos de pagos con el Club de París, ni siquiera la extensión del plazo de pago de la deuda macrista con el Fondo a 20 años, podrán impedir que la realidad aparezca rápidamente en el escenario: la deuda es imposible de pagar.
Las reuniones de Alberto Fernández con les presidentes de países de la Unión Europea (UE), los vínculos exploratorios con el gobierno de Biden en EEUU, intentan aprovechar a su favor una necesidad táctica del imperialismo yanqui, y también del europeo: la “diplomacia de vacunas” de China y Rusia dejó en claro la mejor predisposición de ambos países en atender los problemas sanitarios y económicos de los países dependientes.
En la disputa hegemónica actual, el nuevo gobierno yanqui, junto a los sectores más lúcidos del imperialismo europeo dirigido por Alemania, saben que la fuerza militar y el dominio financiero del dólar (y del euro en segundo lugar) no es un poder suficiente. Necesitan mostrar capacidades de contener conflictos (como en la negociación de la reciente tregua en Gaza). Construir una salida más realista al problema de la renegociación de deuda soberana en la Argentina va en el mismo sentido, y en cierta forma es un modelo para futuras renegociaciones de deuda pública en un mundo en crisis agravada por la pandemia.
Pero estas “mejoras” son muy insuficientes, y ni siquiera podrían pagar la deuda con un aún mayor ajuste sobre las condiciones de vida de nuestro pueblo trabajador, y esta profundización del ajuste será inviable tanto por la resistencia obrera y popular como por las necesidades electorales del Frente de Todos. En estos días, circuló ampliamente que el FMI estaría impulsando un fondo de 50.000 millones de dólares para gastos derivados de la pandemia, y se compara ese monto con la deuda contraída por Cambiemos de 57.000 millones sólo para sostener por unos meses su plan económico antipopular (y facilitar la perpetua fuga de divisas).
En ese marco, la única estrategia de la coalición gobernante es ganar tiempo. Entendemos que no hay condiciones para una salida que beneficie a “todos”, que pueda satisfacer la sed de ganancias de las grandes empresas “a las que les interesa el país”, y al mismo tiempo las necesidades de nuestro pueblo trabajador. No es con “Todos”, es con la clase trabajadora y las mayorías populares enfrentando a los poderosos de adentro y de afuera que nos oprimen (los bancos, las empresas agroexportadoras y alimenticias, las empresas privadas de servicios públicos, el imperialismo).
En ese marco, seguimos apostando a la construcción de un amplio frente único contra la deuda usuraria, y formamos parte de la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/05/28/asamblea-propone-construir-jornada-nacional-de-movilizacion-fuera-el-fmi/).
Inflación creciendo en espiral: Alimentos por las nubes
El aumento del precio de los alimentos básicos (carne, verdura, lácteos, etcétera) sigue creciendo cada semana, y no hay paritaria ni planes sociales que alcancen ni un poco a cubrir el costo de la canasta familiar. En los primeros cinco meses de 2021, la inflación seguramente superará al 20%, y el índice del 29% proyectado en el Presupuesto quedará como un chiste de mal gusto.
En la Argentina tenemos algunos problemas históricos recurrentes: exportamos lo que comemos (los llamados “bienes salario”), las exportaciones de esos productos son manejados por un grupo de monopolios de la alimentación sin mayores limitaciones por parte del Estado, y las enormes ganancias de estos grupos económicos implican mayor carestía para las mayorías.
En forma tardía, el Gobierno cerró las exportaciones de carne por 30 días para intentar bajar su exorbitante precio en nuestro país, que llevó al menor consumo de ese alimento en los últimos cien años. Es una medida en principio correcta, pero para tener éxito debería ser parte de un conjunto de medidas concretas: aplicar mayores retenciones a las exportaciones, y limitar las tierras destinadas a la soja para aumentar la producción genuina de carne de buena calidad. Muchas de estas medidas son analizadas con mayor detalle y conocimiento por Guillermo Cieza en esta nota (https://tramas.ar/2021/05/21/sobre-el-precio-de-la-carne-la-verdad-de-la-milanesa-parte-2/).
Las exportaciones aumentaron más del 400% en los últimos cinco años, mientras que la producción aumentó sólo el 20%. Sin embargo, la mayor parte de las nuevas exportaciones van hacia China, y son carnes de menor calidad de poco consumo en nuestro país. Contra el cierre temporal de las exportaciones, el sector ganadero y la Mesa Enlace del “campo patronal” lanzaron un lock out, mientras el Gobierno prefiere negociar con las multinacionales y dejar afuera de su “diálogo” a la Sociedad Rural, CARBAP y otros sectores patronales. No casualmente las multinacionales exportadoras son el sector clave que reclama la continuidad de los puertos privados y del control privado de las vías navegables.
Estas disputas por el precio de los alimentos muestran un enorme desequilibrio. Por un lado, están sectores muy poderosos que concentran cada vez más la producción y la distribución de los alimentos, por el otro las mayorías populares nos vemos obligadas a bajar nuestro consumo…o a pagar precios imposibles. En el corto plazo, hace falta mayor regulación estatal. Pero la salida de fondo está vinculada a construir otro modelo productivo, que termine con la sojización extrema, y que avance hacia una verdadera soberanía alimentaria, disminuyendo el precio y produciendo comida de buena calidad para toda la sociedad.
En este marco, la pobreza crece en forma constante, y ya abarca a más del 42% de la población y a más del 60% de les niñes. Este incremento de la pobreza se asienta sobre la desocupación y la precarización de más de un tercio de nuestra clase trabajadora, que en momentos de mayor crisis supera el 50% de nuestro pueblo laburante. Para combatir realmente la pobreza, no es suficiente con mayor asistencia social (que es imprescindible en este contexto): hay que combatir la concentración de la riqueza en pocas manos, y esa es una tarea política de primer orden.
De la feminización de la pobreza a la violencia contra las mujeres
Esta pobreza afecta especialmente a las mujeres y disidencias sexuales, en especial en nuestros barrios populares. Sobre las compañeras de los barrios recaen las tareas de alimentar como se pueda a las familias, el cuidado de niñes y personas mayores que es todavía más difícil en la pandemia. “Quedarse en casa” en esas condiciones no sólo es más complicado, sino que aumenta la violencia de género sobre las mujeres y disidencias.
Por eso aumentan los femicidios en situaciones de pobreza extrema, como vimos en el caso de Ayelén Jara Gutiérrez, una joven compañera en la recuperación de tierras de Guernica (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/05/28/un-nuevo-femicidio-asesinan-a-ayelen-jara-gutierrez/). Vamos a reclamar y a organizarnos con fuerza por justicia contra este nuevo crimen patriarcal.
Frente a un nuevo Ni Una Menos el próximo 3 de junio (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/05/30/3-de-junio-organizadas-frente-a-un-nuevo-ni-una-menos/), sabemos que la lucha contra las violencias hacia las mujeres y las diversidades es parte inseparable de la lucha contra el patriarcado y el capitalismo. Las condiciones de vida pauperizadas y precarizadas favorecen la violencia machista y patriarcal.
El 29 de mayo se cumplieron 8 años del asesinato de la trabajadora social Laura Iglesias, un crimen que sintetiza los males de la violencia de género y la precarización laboral en una historia terrible. Por Laura, por Ayelén, y por todas, hay que seguir organizadas y unidas.
La soberanía debe ser concreta
El reclamo de soberanía nacional es mucho más que respetar la bandera y cantar el Himno. La soberanía nacional debe incluir la soberanía popular y colectiva sobre los bienes comunes de nuestros territorios, e incluye distintas “soberanías” que hacen a las necesidades de las mayorías populares y a la independencia misma de nuestro país: alimentaria, fluvial y portuaria, marítima, energética, industrial y financiera. La pérdida de nuestra soberanía se profundizó especialmente durante la última dictadura y en los años 90 durante la etapa menemista.
Desde esa perspectiva, entendemos la pelea actual por la creación de una empresa pública de dragado y balizamiento, ante la oportunidad abierta por la finalización de la concesión de la empresa belga Jan de Nul que maneja este negocio hace más de 25 años. Es una pieza fundamental del modelo agroexportador consolidado en los años 90, y va de la mano con el control de las propias exportadoras de los puertos privados, especialmente a lo largo del río Paraná. Pero también sabemos que es sólo una pieza, y que se trata de avanzar por esta pieza hasta modificar profundamente el modelo de la dependencia argentina. Terminar con la mal llamada “Hidrovía” sería un fundamental primer paso.
Desde el Frente por la Soberanía Nacional que integramos, y desde otros espacios, venimos denunciando la política claudicante y favorable a las multinacionales exportadoras del gobierno de Alberto Fernández, especialmente desde el Ministerio de Transporte manejado por el “massismo”. En un reportaje reciente, el Presidente volvió a minimizar el tema, y a considerar que la “hidrovía” no es una cuestión de soberanía. Es una posición que prioriza mantener buenas relaciones con el complejo agrosojero, para conseguir más divisas para futuros pagos de deuda, y va en contra del interés nacional y de las mayorías populares.
En esta disputa, el campo enemigo está muy claro: las empresas exportadoras, el complejo agroganadero, el capital financiero estrechamente enlazado a esos intereses, están a favor de profundizar el rumbo dependiente de nuestro país. No por casualidad, el diario La Nación es el vocero de quienes alertan contra cualquier estatización de las vías navegables, corazón del modelo productivo extractivista, depredador y causante de mayor pobreza para nuestro pueblo. A esos sectores del poder real nos enfrentamos con estos reclamos.
Como parte de nuestra campaña, desde el Movimiento de los Pueblos realizamos una charla sobre la soberanía fluvial y portuaria, reclamando la derogación del Decreto 949/20 (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/05/25/por-la-soberania-fluvial-y-portuaria-por-la-derogacion-del-decreto-949-20-en-defensa-del-parana/).
Buscando una salida para las mayorías populares
Como venimos señalando desde el MULCS, todas las luchas de nuestro pueblo, de les trabajadores, de las mujeres y las disidencias sexuales, del movimiento ambiental y antiextractivista, por la soberanía y contra la deuda eterna, necesitan la construcción de una salida política colectiva, que recoja todas las demandas y necesidades, en una perspectiva de poder, de unidad con las luchas de los pueblos de Nuestra América, antiimperialista y anticapitalista, feminista y popular, que se proponga derrotar de verdad a nuestros enemigos históricos.
Cada una de las políticas e iniciativas que desarrollamos desde el MULCS van en esa perspectiva, para desarrollar programa y unidad estratégica, para unir en la lucha y la acción concreta a todos los sectores dispuestos a superar este modelo de explotación que sólo beneficia a los mismos de siempre. Con unidad y claridad de objetivos, lucharemos y venceremos.