12/6/2021 –
La crisis de la pandemia continúa creciendo, cada vez hay más pobreza, desocupación, inflación, y el descontento y el desánimo golpean en las y los de abajo. Pero la crisis económica, potenciada por la decisión política del Gobierno en relación a la deuda externa y de cuidar el “equilibrio fiscal” mucho más que las necesidades populares, no se traduce todavía en una crisis política.
En la disputa por arriba entre el Gobierno conciliador y la derecha, parece no haber demasiado espacio para los reclamos obreros y populares.
Pero nuestro pueblo trabajador tiene una enorme experiencia de lucha y organización, y sabremos abrirnos el camino hacia adelante, superando las limitaciones de quienes siempre encuentran razones para no enfrentarse al poder real, a los enemigos cotidianos de nuestra clase y nuestro pueblo.
Nuestra América: El descontento y la revuelta popular toman diversas formas
Los pueblos de nuestro continente continúan rebelándose contra la dominación de las burguesías locales y el imperialismo, en un escenario agravado por la pandemia.
A la disputa cotidiana en las calles de Colombia y al proceso de organización por abajo abierto en Chile en 2019, se le suma la derrota electoral de Keiko Fujimori en Perú, apoyada por todas las fuerzas del sistema, los medios de desinformación masiva y el imperialismo. El triunfo electoral de Pedro Castillo significa un importante avance del pueblo peruano, en especial de las masas campesinas tan postergadas por los intereses mineros y extractivistas que golpean tanto a la población como al territorio donde viven. Por supuesto, ahora habrá que ver hasta dónde está dispuesto Castillo a enfrentarse con el poder en el país andino, o hasta donde se lo permiten, pero no es un dato menor el énfasis puesto en la Asamblea Constituyente para derrotar la constitución neoliberal del fujimorismo.
Hasta hace poco tiempo, el imperialismo yanqui parecía tener bajo control la situación en los países del Pacífico de nuestro continente, y términos como Alianza del Pacífico y Grupo de Lima eran sinónimos de políticas reaccionarias, antipopulares y capitalistas. Esa dominación se encuentra en crisis en las asambleas y en la Constituyente chilena, en las calles de la rebelión urbana en Colombia, y ahora con las masas campesinas que marcharon hacia Lima para defender su derecho a gobernar contra la elite limeña. Ni siquiera está claro que en el Ecuador, donde ganó el reaccionario Lasso (ayudado por las profundas contradicciones entre el correísmo y el movimiento indígena y popular), puedan aplicar sus planes de explotación sin problemas.
En este contexto, el gobierno de EEU anuncia que “donará” más de 500 millones de vacunas a los países pobres que no pueden pagarlas. El establishment yanqui comprende que ha quedado retrasado en la guerra de vacunas contra China y Rusia, y se propone recuperar terreno. En ese sentido, se darán una política más contundente y agresiva hacia nuestro continente, y veremos prevalecer en distintos momentos el “palo” o la “zanahoria”
Pandemia: El desastre continúa, la vacunación lo disminuye
Seguimos en plena Segunda Ola del covid19. Un mes atrás, habíamos llegado a les 70.000 fallecides por el virus, y hoy superamos las 84.000 víctimas mortales con más de 4 millones de casos. En las últimas semanas viene avanzando fuertemente la vacunación en todo el país, y ya llegaron vacunas suficientes para la primera dosis de toda la población de riesgo. Pero sin mayores restricciones a la circulación, y sobre todo sin los recursos económicos necesarios para la supervivencia de nuestro pueblo trabajador, el virus seguirá circulando, atacando la salud y la vida de la población.
Para cortar el ciclo del virus, una restricción de sólo diez días como la que aplicó el Gobierno nacional es insuficiente. Como mínimo, se debería haber cerrado la actividad económica durante un mes para evitar la proliferación. Como venimos diciendo, para aplicar esa política había que poner más plata en los bolsillos laburantes, y ponerle límites claros a la ganancia capitalista. Esta política no fue la que aplicó el Gobierno del Frente de Todos, más preocupado por negociar la deuda y conseguir “inversiones de capital” que por las condiciones de vida de las mayorías.
La salud que necesitamos
En tiempos de mayor necesidad de cuidados colectivos y familiares, se potencia aún más la doble explotación de las mujeres, sobre todo en los sectores populares más empobrecidos. Sabemos que no es casual que en las tareas de limpieza y cuidado doméstico, en la salud y en la educación, prevalezcan claramente las trabajadoras. En tiempos de pandemia, todas estas tareas laborales sufren aún más la explotación laboral, y empeoran las condiciones del trabajo doméstico no pago.
Hay que construir otro modelo de salud y de vida. Les trabajadores de salud necesitan salarios que no les obliguen al pluriempleo, condiciones de trabajo seguras, plena estabilidad laboral, y reforzar la cantidad de laburantas/es en cada hospital o centro de salud. Ante la emergencia sanitaria, se debería haber puesto todo el sistema de salud al servicio de las necesidades de la población, en camino hacia un sistema de salud totalmente público, gratuito y de calidad.
La crisis del covid19 es una oportunidad para atacar al sistema de salud privado, que frente al desastre nunca da abasto y busca el auxilio del sistema público. Esa oportunidad no estará abierta para siempre.
Las luchas obreras y populares en este contexto
Como MULCS somos parte activa de las luchas obreras, populares y feministas de nuestra clase y nuestro pueblo, y también intentamos pensar colectivamente esas luchas y cómo se van transformando. Cada nueva experiencia va enriqueciendo los saberes populares, y debe ir ampliando nuestra caja colectiva de herramientas y conocimientos.
Por supuesto que las luchas reivindicativas, económicas, del movimiento obrero son y serán centrales en la disputa contra el poder de los de arriba. Pero en los últimos años, siempre desde una perspectiva de clase abarcadora, hemos visto cómo se van desplegando conflictos contra la megaminería y el extractivismo, como se desarrollan las luchas del movimiento de mujeres y diversidades (y cómo cada lucha va incorporando una perspectiva de género), cómo las luchas territoriales no abarcan solamente a los sectores más empobrecidos (con una larga experiencia de organización barrial y social) sino a nuevos sectores de nuestro pueblo.
De cada lucha de masas hay que aprender y extraer experiencias comunes, sabiendo que, como decía Zitarrosa, “no hay nada más sin apuro que un pueblo haciendo la historia”. Se trata de conocer, de intervenir, junto a todos los sectores populares que luchan contra las consecuencias de la opresión capitalista e imperialista.
Desde esa comprensión, participamos activamente en las luchas de nuestro movimiento territorial (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/06/11/piquete-por-el-aguinaldo-para-les-trabajadores-y-trabajadoras-del-programa-potenciar-trabajo-viernes-11-6-jornada-nacional-de-lucha/, http://mulcs.com.ar/index.php/2021/06/11/jornada-de-lucha-por-vacunas-y-conectividad-sin-salud-y-sin-vacunas/), y somos parte de un amplio frente de las organizaciones que no se dedican simplemente a la ayuda y a la contención social, sino para que las bases organizadas de nuestros movimientos sean protagonistas de la organización y el cambio social.
Como parte de nuestra búsqueda de intervenir en los problemas principales de nuestro país y nuestro pueblo, somos parte del Movimiento de los Pueblos, del frente de lucha territorial, de la Corriente Político Sindical “Rompiendo Cadenas”, de Feministas del Abya Yala, del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, y de distintos espacios unitarios para afrontar las luchas con perspectiva política antiimperialista, clasista, popular y feminista.
Formamos parte también de dos importantes espacios de coordinación como la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda (que acaba de construir un importante pronunciamiento http://mulcs.com.ar/index.php/2021/06/11/llamado-a-las-y-los-dirigentes-politicos-gremiales-sociales-y-personalidades-signatarios-de-la-proclama-primero-la-salud-y-la-vida-luego-la-deuda/), y más recientemente del Frente por la Soberanía Nacional, donde articulamos con distintas organizaciones sociales, sindicales y políticas una campaña contra la privatización de nuestros ríos y por la soberanía fluvial y portuaria (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/06/01/la-licitacion-de-nuestras-vias-navegables-es-la-profundizacion-del-modelo-dependiente-y-extractivista-entrevista-a-leo-santa-maria/).
En el camino a construir la alternativa popular necesaria, cada espacio de unidad y organización es muy valioso, y debemos desarrollarlos y protegerlos de los desvíos del sectarismo y el oportunismo.
¿Crisis económica sin crisis política?
A pesar de las luchas obreras y populares existentes, la enorme crisis económica y social de nuestro país no encuentra aún un correlato en una crisis política del sistema de dominación de los arriba, que continúan disputando entre un modelo de conciliación de clases (que busca contener a les pobres y laburantes, y atender las demandas del gran capital al mismo tiempo) y la derecha más reaccionaria que quiere ser expresión directa de la burguesía concentrada y aplastar cualquier reclamo del movimiento popular.
Estamos en un momento de aparente paradoja entre las ganancias capitalistas récord (el pasado mayo fue el segundo mejor mes de mayo para las agroexportadoras en la historia), y una pobreza que abarca a cada vez más sectores asalariados, no solamente a quienes no consiguen trabajar bajo dependencia. Se profundizan no solamente la pobreza, sino también la riqueza, y aumenta la desigualdad social hasta límites cada vez más intolerables.
Está claro que la pandemia ha disminuido nuestra capacidad colectiva de llevar adelante luchas masivas. Las principales movilizaciones siguen siendo protagonizadas por los movimientos territoriales que no nos encuadramos dentro de las políticas de “contención social” de la UTEP y el Ministerio de Desarrollo Social. El Gobierno nacional atiende las demandas de nuestra clase y nuestro pueblo siempre en forma limitada, para no irritar a los que mandan (desde el FMI hasta la UIA renovada con la jefatura de Funes de Rioja y las grandes alimenticias angurrientas de ganancias).
El rechazo popular a la derecha reaccionaria, el recuerdo reciente del Gobierno de Macri y su pandilla, también suma para disminuir el reclamo popular a un gobierno que supuestamente es para Todos.
Pero el tiempo en que todas las quejas y disputas se resolverían al interior del FdT se va agotando, en el medio que no se genera una propuesta política superadora, siempre está el riesgo abierto de que la derecha más concentrada (tanto la opositora al FdT, como la que integra el oficialismo) sea la opción elegida para el “recambio institucional”.
Al mismo tiempo, como resultado indirecto de la crisis social, comienzan a aparecer tendencias más agresivas y fascistas en la propia derecha, tanto dentro como fuera del sistema político, que difunden ideas xenófobas, sexistas y antipopulares, y atacan violentamente cada vez más (como en el atentado contra un local de la Cámpora en Bahía Blanca).
En este difícil contexto, es imprescindible seguir construyendo, paso a paso, una alternativa política amplia, con vocación de poder y de masas, que supere a las propuestas de ambas alternativas del sistema político. Sabemos que las necesidades de nuestro pueblo trabajador se enfrentan con organización y lucha de masas, pero también que sin una alternativa antiimperialista y popular, feminista y anticapitalista, que encarne en las mayorías populares, será cada vez más imposible salir de la rueda de la pobreza y la dependencia crecientes.
En nuestra opinión, no nos enfrentamos simplemente a un sistema político que no da respuestas a las necesidades mayoritarias, sino fundamentalmente a la forma particular del capitalismo dependiente en la Argentina, un modelo de dominación que se viene consolidando desde el Rodrigazo en adelante. Los que mandan en este esquema son nuestros enemigos, los enemigos históricos y actuales de nuestra clase trabajadora, que dominan la vida social y política de nuestro país: el capital financiero, el agronegocio, las empresas de energía, las exportadoras, los monopolios de la producción y distribución de alimentación, en estrecha asociación con el imperialismo.
Para derrotarlos, hay que construir esa amplia alternativa popular, con la clase trabajadora al frente, que construya el programa y las herramientas políticas necesarias. Los ejemplos recientes en los países hermanos, como en Chile y la disputa por el sentido de la Constituyente, deben servirnos para retomar nuestras mejores tradiciones de organización combativa y revolucionaria.
Vamos por una propuesta que lo transforme todo, por un movimiento popular en alza que construya la Asamblea Popular Constituyente. Para cambiarlo todo, hay que construir la más amplia unidad de las y los de abajo, contra las minorías de adentro y de afuera que nos explotan y oprimen, el único camino para superar la miseria y la dependencia a la que nos someten desde hace tantos año.