8/09/2021 –
Durante los dos años del gobierno del Frente de Todos, la pandemia del covid19 ha empeorado aún más las condiciones de vida de nuestro pueblo trabajador, después de los años del gobierno antipopular de Macri y de una larga crisis que lleva casi diez años.
La pandemia no sólo afectó muchísimo la situación de nuestro pueblo trabajador, sino que limitó en gran medida la capacidad de respuesta de les trabajadores y el pueblo. Sabemos por experiencia que existe en nuestro país una histórica capacidad de respuesta a las agresiones de nuestros enemigos de clase, y que esa experiencia, nacida de más de un siglo de luchas obreras y populares, se ve reflejada hoy en distintos terrenos de lucha y disputa: en el movimiento de derechos humanos, en las luchas por tierra y vivienda, contra el extractivismo y en defensa del ambiente, y especialmente en los últimos años en el desarrollo del movimiento de mujeres y diversidades.
En ese contexto, el gobierno del Frente de Todos atendió parcialmente las consecuencias de la pandemia, pero no estuvo dispuesto a enfrentarse en serio al poder real que domina nuestro país desde hace tiempo: las idas y vueltas con Vicentin, las “negociaciones” con los especuladores privados y el FMI que reconocen la deuda ilegítima, las permanentes concesiones a las grandes empresas, así lo demuestran. Ha elegido llevar adelante un ajuste salarial por inflación, recortar políticas sociales (como el IFE), profundizar el extractivismo y el modelo del agronegocio (para sostener los pagos futuros de la deuda), y ha elegido no recuperar nuestra soberanía fluvial y portuaria.
La pandemia potenció la crisis del sistema público de salud, golpeado por largos años de ajustes, y profundizó la precarización educativa, ampliando aún más las diferencias entre quienes pueden acceder a la conexión virtual y millones de estudiantes que no pudieron hacerlo, o tuvieron que abandonar sus estudios por la crisis. La mediática crisis del “Olivos Gate”, trabajada por los medios de la derecha, también cuestionó profundamente al Gobierno, que promovió una respuesta represiva a la situación sanitaria (como ocurrió en la desaparición seguida de muerte de Facundo Astudillo Castro) y no respetó sus propias reglas en el nivel más alto del propio Gobierno.
Hacia los movimientos sociales, que crecimos enormemente como resultado de la mayor pobreza y del nivel de organización alcanzado, el gobierno del FdT ha combinado la cooptación con la represión directa como ocurrió en la lucha de Guernica. Los sectores progresistas, populares, con identidad de izquierda, que integran el Frente de Todos, prácticamente no se han manifestado en forma crítica a la política conciliadora con los poderosos del gobierno de les Fernández.
El proyecto de la derecha organizada en el PRO y sus aliados, que quiere ser la fiel expresión del poder de los de arriba, sigue siendo visto correctamente por muches como responsable de la terrible situación que atravesamos, con indicadores de pobreza que superan el 50%, con los barrios más humildes sumergidos en una pobreza aún mayor, con salarios bajísimos que llevan a sectores mayoritarios de nuestro pueblo con ingresos inferiores a la “canasta de pobreza”, con crecimiento de la precarización laboral y de los trabajos más precarios y explotados. Las principales reformas reaccionarias que llevó adelante el macrismo no fueron rectificadas por el actual Gobierno, comenzando por reconocer la legalidad de la nueva versión de la deuda eterna. En el caso de la reforma jubilatoria, que originó la lucha de masas más importante en el gobierno del PRO imperialismo, el Gobierno continúa profundizando aún más el ajuste de les trabajadores jubilades, y la gran mayoría de les jubilades cobra una jubilación de hambre.
En este marco, el imperialismo y las clases dominantes le dan manija a través de sus medios a una derecha que se ubica aún más a la derecha que el PRO, una expresión reaccionaria que con la bandera del “antiestatismo” en realidad se posiciona contra toda concesión estatal hacia les trabajadores y les sectores populares. Los llamados “liberales libertarios” son la demostración más evidente de un sistema podrido que tiene como salida aumentar aún más la explotación y la miseria de las y los de abajo. El avance mediático y electoral de estos sectores será un retroceso ideológico y concreto para las mayorías populares.
Las luchas y los debates por venir
En la etapa que se abre, con la pandemia del covid19 en su menor nivel del año (bajando por la vacunación, y a la espera de los efectos de la variante Delta), el avance de mayores niveles de movilización y de reclamo popular es imprescindible para revertir el cuadro de mayor pobreza popular y de mayor acumulación económica y política de los monopolios y el gran capital.
Es imprescindible la intervención en las calles y en los lugares de trabajo de sectores importantes de nuestra clase que salgamos a pelearla, más allá de las enormes luchas de los movimientos territoriales en estos meses. Para recuperar ese protagonismo, será muy importante la coordinación de los sectores más activos y combativos de nuestra clase, que sepan encontrar los caminos para avanzar en la unidad del activismo en camino a la unidad de las amplias masas obreras y populares.
Al mismo tiempo, el Gobierno avanza en la “renegociación” con el FMI de la ilegítima e ilegal deuda contraída por Macri, y en el mejor de los casos obtendrá un alivio momentáneo al no pagar el capital de esa deuda durante varios años y disminuir el porcentaje de los intereses. Pero seguimos sosteniendo junto a la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda que hay otro camino muy distinto al emprendido por el Gobierno nacional, y sostenido por la inmensa mayoría de los sectores políticos de nuestro país: hay que investigar en serio esa deuda inmoral, que condicionará el futuro de nuestro pueblo y de nuestro país durante las próximas décadas.
Para avanzar en las luchas inmediatas contra la pobreza, la precarización y la desocupación, hay que generar mayores instancias de unidad desde nuestro pueblo trabajador. Hay que construir unidad en la lucha y en la acción, pero sobre todo construir colectivamente un programa que busque respuestas efectivas a los problemas de las mayorías populares, de les trabajadores, del inmenso movimiento de mujeres y disidencias
¿Cómo intervenimos electoralmente en estas condiciones?
Desde hace varios años venimos planteando la mayor unidad política de las fuerzas de izquierda y populares, que actuamos en las luchas de nuestro pueblo, con independencia de las propuestas de conciliación de clases que encarnan el PJ y las corrientes más reformistas que se unifican a su alrededor. En ese marco, de un modo similar que en las elecciones anteriores, junto a las organizaciones compañeras del Movimiento de los Pueblos y a otras organizaciones (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/09/08/paso-votamos-a-la-izquierda-apostamos-a-la-organizacion-y-las-luchas-populares/ ), llamamos a un voto crítico al FIT Unidad, por entender que se trataba del espacio de mayor unidad por fuera de la política de acuerdos y pactos entre empresas y trabajadores que expresa el peronismo.
Tenemos diferencias significativas con las organizaciones que se unifican electoralmente en ese Frente de Izquierda. Su sectarismo les ha impedido inclusive unificar al conjunto de organizaciones de su propia tradición e identidad política, y hay varias fuerzas de ese espacio que participan por fuera del FIT. Tenemos formas muy distintas de intervención en las luchas populares, en particular en las luchas por tierra y vivienda, como quedó manifestada en la enorme experiencia popular de la recuperación de tierras en Guernica durante el año pasado. Nuestro enfoque sobre la realidad de los pueblos de Nuestra América es muy distinto que el de las organizaciones del FIT U. Finalmente, entendemos que una tarea central es construir un amplio frente político de las y los de abajo, que reúna en un polo común a las distintas tradiciones de nuestra izquierda y nuestro movimiento popular, para constituirnos en una alternativa de poder que esté a la altura de la inmensa historia de lucha y organización de nuestra clase y nuestro pueblo.
Pese a estas críticas que seguiremos sosteniendo, entendemos que en las circunstancias actuales es importante que el descontento de sectores importantes de nuestro pueblo trabajador se exprese desde abajo y a la izquierda, y en ese marco el voto crítico a las listas del FIT Unidad es la posición que más se ajusta a esa necesidad, centralizando el voto de izquierda en una opción, y evitando el crecimiento de las opciones falsamente “libertarias”, que son profundamente reaccionarias y antipopulares.
Al mismo tiempo, vemos como avanza en nuestro país el descontento con las fuerzas mayoritarias, sin que eso implique un proceso de acumulación política para una alternativa amplia que dispute poder a nuestros enemigos de siempre. Hay que disputar con el poder real que nos oprime: el imperialismo, las grandes empresas multinacionales y locales, el capital financiero. También en parte por la crisis sanitaria, viene disminuyendo la participación electoral, y crece el voto en blanco y nulo en las elecciones provinciales realizadas. Entendemos que es importante estar atentes a esas señales en el campo de nuestro pueblo, escuchando y aprendiendo tanto de las experiencias más destacadas de lucha como del estado de ánimo de las mayorías populares.
Desde el MULCS entendemos que es una tarea pendiente construir una amplia alternativa política de las y los de abajo, antiimperialista y socialista, feminista y popular, que se una con las luchas de los pueblos de Nuestra América, que unifique a las mayorías para derrotar al poder real de los de arriba y a sus socios locales. Desde esa perspectiva seguiremos trabajando en las luchas cotidianas, y en todos los procesos de unidad que son y serán necesarios.