Posted on: 28 febrero, 2021 Posted by: MULCS Comments: 0

28/02/2021 –

En los últimos días, finalmente está comenzando a avanzar el proceso de vacunación contra el covid19 en nuestro país. Pero esta campaña de inmunización exhibe también la crisis “ética” de las coaliciones políticas dominantes: el Gobierno nacional con el escándalo de las vacunas para algunes privilegiades, y la oposición de derecha con la privatización en la distribución para las principales “prepagas” en la ciudad de Buenos Aires.

Este mes ha marcado el inicio de enormes movilizaciones de los movimientos territoriales, porque el hambre y la inflación creciente golpean en nuestros barrios. Cuando aumentan las luchas y los debates en el movimiento obrero y popular, se hace aún más necesario ir conformando una alternativa política de las mayorías populares, que luche contra los planes de la derecha reaccionaria, y que pueda superar las limitaciones estructurales del Gobierno del Frente de Todos, que prosigue con una política imposible de concretar: la conciliación de intereses entre la gran burguesía multinacional y local con nuestro pueblo trabajador.

Pandemia y vacunas

Como venimos señalando en notas anteriores, la vacunación contra el covid19 nos muestra la enorme desigualdad de recursos entre los países ricos y los más pobres, y también por supuesto entre los sectores privilegiados y los pueblos en todo el mundo. Con una población mundial que supera los 7.800 millones de habitantes, las estadísticas oficiales (que no reflejan toda la realidad) marcan más de 200 millones de personas contagiadas, y más de 2 millones y medio de fallecides en el planeta.

En nuestro continente, el más afectado por la pandemia y por la pobreza estructural a que nos ha sometido el poder imperialista, sigue sobresaliendo el ejemplo de Cuba, que está muy cerca de producir una vacuna contra el covid19, la Soberana 2, para inmunizar a su población y exportar a países de Nuestra América.

En este marco, se hizo público el escándalo del “vacunatorio VIP” en el Ministerio de Salud, que le costó el puesto al Ministro de Salud, Ginés González García. Además del periodista y operador político Horacio Verbistky, se vacunaron varios grandes empresarios junto a sus familias, junto al ex gobernador Scioli y el ex presidente Duhalde, responsable de la Masacre de Avellaneda en 2002. Este escándalo de la vacunación “anticipada” para sectores del poder político y económico se replicó en distintas provincias, gobernadas por el Frente de Todos y por la oposición derechista de Juntos por el Cambio.

Este hecho golpeó fuertemente al Gobierno del FdT, porque mientras la mayoría de nuestra población, en especial les trabajadores de la salud, las personas mayores de 70, les docentes, esperan con impaciencia su turno para vacunarse, les amigues del poder se “colaron”. Cuando lo que está en juego es la vida y la salud de nuestro pueblo, este hecho de corrupción es percibido con razón como todavía más grave que otros, aún cuando no fuera un robo directo como en tantas ocasiones similares.

El episodio volvió a potenciar la interna del Frente de Todos, que cada día es más evidente entre distintos sectores: el Frente Renovador (alineado con los intereses de las exportadoras en el conflicto de la “hidrovía”), los sectores progresistas que cuestionan por lo bajo la ausencia de medidas populares que afecten a los de arriba, las internas en el propio PJ. Pero centralmente la “vacunación VIP” abrió una crisis política, seguramente la más importante que ha sufrido este Gobierno, en uno de los terrenos que parecía tener mejor controlado: el manejo profesional de la pandemia.

Al mismo tiempo, el discurso moralista de la dirigencia de Juntos por el Cambio carece de sentido: es la misma fuerza que desarmó el Ministerio de Salud y empeoró conscientemente las condiciones de vida de nuestro pueblo, la misma coalición que desde el gobierno de la ciudad de Buenos Aires privilegia a las prestadoras privadas de la salud en la distribución de las vacunas conseguidas con recursos públicos.

Sabemos que el individualismo, la desigualdad y los privilegios son consecuencia inevitable del sistema capitalista, que los promueve y desarrolla en favor de los poderosos. Sin embargo, los sectores más reaccionarios de la sociedad, los más privilegiados, van a machacar con la corrupción y la ineficacia por el hecho mismo de provenir del sector público. Entendemos que es exactamente al revés: la crisis de la pandemia demuestra, en nuestro país y en todo el mundo, que es imprescindible un sistema público y gratuito de salud, con la misma calidad de atención para toda la población, y bajo ningún concepto, un negocio privado.

La salud y la educación en tensión

En el último mes, se está realizando un acampe de les trabajadores de la salud frente al Ministerio de Salud, en el mismo edificio del Ministerio de Desarrollo Social donde se suceden las movilizaciones de los sectores más empobrecidos de nuestra sociedad. La “primera línea” en la lucha contra la pandemia sigue sin obtener condiciones elementales y necesarias de trabajo, ni un salario acorde ni siquiera a la canasta básica, y menos aún a su esfuerzo colectivo. La represión de la policía de la Ciudad no detuvo el reclamo colectivo que expresa el malestar de miles de trabajadoras y trabajadores del sector salud. Ante la indiferencia oficial, la organización obrera y popular es la respuesta.

A partir de aceptar de hecho el discurso demagógico e irresponsable de la derecha, en especial de Rodríguez Larreta en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el Ministro Trotta ha promovido el inicio de clases presenciales en todo el país. En CABA, el distrito con más recursos económicos de la Argentina, ya hay más de cien escuelas con casos de covid19, y en la provincia de Buenos Aires hay fuertes cuestionamientos por la falta de recursos para garantizar las condiciones sanitarias mínimas. Todes reconocemos la importancia de las clases presenciales, en especial para los sectores más castigados de nuestro pueblo, que no tienen los medios para la educación “virtual”.

Pero claramente es necesario vacunar a la totalidad de les docentes y auxiliares de educación, tener escuelas en condiciones, y garantizar los elementos de limpieza y sanitización antes de empezar las clases (desarrollamos más profundamente este tema en http://mulcs.com.ar/index.php/2021/02/13/educacion-presencialidad-y-virtualidad-en-la-discusion-de-la-agenda-politica/).

La política de la CTERA y de la mayoría de las direcciones sindicales docentes es condescendiente con el Gobierno nacional, y golpea sólo con palabras al Gobierno de Larreta en la ciudad. Al mismo tiempo, están aceptando un aumento salarial del 34% en cuotas, muy por debajo de las expectativas inflacionarias que superan el 50%, y con una inflación del 8 % sólo en los dos primeros meses del año.

Crece la pobreza: Crecen las luchas desde los barrios populares

Como señalamos en notas anteriores y lo reflejan distintos medios, la economía comienza a recuperarse, aunque aún está por debajo de los niveles anteriores a la pandemia (https://www.baenegocios.com/economia/El-PBI-acumulo-ocho-meses-de-recuperacion-20210224-0085.html), pero la situación de nuestra clase trabajadora sigue empeorando. En criollo, las grandes empresas están aprovechando nuevamente la crisis para ampliar sus ganancias a costa de las mayorías populares.

El INDEC calcula la “Canasta Básica” para una familia tipo en 56.500 pesos, que es el ingreso mínimo para no ser considerados pobres. Pero el cálculo de la Junta Interna de ATE INDEC, que viene realizando desde hace años, calcula la canasta real para pagar alimentos, bienes y servicios básicos en 85.600 pesos. Lo que es evidente es que la mayoría de les trabajadores, incluso la mayoría de les asalariades “formales”, no llegamos ni remotamente a esa cifra.

Tanto para recuperar en parte el deprimido mercado interno como por razones político – electorales, el Gobierno del Frente de Todos viene anunciando tibias medidas de recuperación del ingreso de les trabajadores. Plantearon la suma del tope para el “impuesto a las ganancias” de los sectores con mejores ingresos a 150.000 pesos en un proyecto de ley aún no presentado en el Congreso. Anuncian que las jubilaciones inferiores a los 30.000 pesos (que abarcan a más del 70% del total) recibirán un bono extra de 1.500 $ por dos meses, para compensar que el aumento será inferior a la inflación de los últimos meses. Difunden sanciones a las grandes empresas alimenticias por los aumentos de precios, pero por su proverbial tibieza se muestran incapaces de implementar un real control, y la inflación se lleva puestas en poco tiempo todas estas medidas compensatorias.

En los barrios populares, los sectores más empobrecidos de nuestro pueblo estamos en una situación cada vez más desesperante. Con planes sociales que no superan los 10.000 pesos (menos del 20% de la canasta necesaria para no ser pobre), con menos empleo informal y changas, el malestar se extiende en amplios sectores populares.

En este marco, los movimientos territoriales que no estamos alineados con el Gobierno comenzamos a movilizarnos cada vez con mayor fuerza. En todas las semanas de febrero se realizaron masivas movilizaciones a Plaza de Mayo o al Ministerio de Desarrollo Social, con jornadas de lucha nacionales en la mayoría de los grandes aglomerados urbanos de nuestro país.

Desde el MULCS, junto a las organizaciones del Movimiento de los Pueblos y otros movimientos compañeros, fuimos parte de dos inmensas movilizaciones (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/02/10/masiva-movilizacion-de-los-movimientos-territoriales-2/, http://mulcs.com.ar/index.php/2021/02/24/masiva-movilizacion-al-ministerio-de-desarrollo-social/).

Las movilizaciones de los distintos bloques de organizaciones populares, con distintas trayectorias y propuestas pero unidas contra el hambre y la miseria de nuestro pueblo, auguran la perspectiva de mayor unidad en la acción y en la calle en los próximos días. También en las bases y en sectores de la militancia de las organizaciones vinculados con el oficialismo crece el malestar, y es muy probable que esas direcciones conciliadoras no tengan más salida que protestar en la calle en breve tiempo.

Unirnos para luchar, organizarnos para vencer

A pesar de la crisis y de la pandemia que no cesa, de las treguas interminables de las conducciones sindicales y sociales burocráticas, las luchas populares siguen adelante con enormes dificultades.

Los reclamos y manifestaciones frente a cada nuevo femicidio, con más de un asesinato por día desde que comenzó este año, y las denuncias por la inacción estatal y la responsabilidad policial en numerosos casos, se extienden en todo el país: después de las masivas movilizaciones por el crimen de Úrsula Bahillo, vemos ahora las manifestaciones en Villa La Angostura por el femicidio de Guadalupe Curual. En las movilizaciones por Guadalupe están participando con fuerza compañeres del FPDS – Corriente Plurinacional, del Movimiento de los Pueblos. Por otra parte, los reclamos contra la megaminería en Chubut han detenido, por el momento, a los intereses de las multinacionales mineras y a los políticos asociados con esos sectores.

Las luchas necesitan mayor unidad de acción, pero una unidad que abarque todos los reclamos obreros y populares requiere también mayor debate político franco y abierto. Se trata de unir las luchas por salarios, por condiciones de trabajo y contra los despidos y la precarización laboral, de los movimientos territoriales, las luchas por Tierra para Vivir y para Producir, del movimiento feminista y disidentes contra la violencia hacia las mujeres, de las inmensas manifestaciones contra la megaminería y el extractivismo.

La pandemia, la crisis ambiental y económica que afecta a los pueblos del mundo, marcan que esta lucha es por los intereses de les trabajadores y los pueblos, pero que a esta altura de la destrucción capitalista es también por la vida misma. Se trata de detener la destrucción de las condiciones de vida de las mayorías, y del propio planeta. Esa perspectiva es más necesaria y urgente que nunca.

La construcción de un amplio movimiento político popular y antiimperialista, feminista y clasista, con vocación de construir poder popular y de disputar el poder político a nuestros enemigos de clase, requiere ampliar y consolidar nuestro propio Movimiento, participar de todas las luchas que sea posible, debatir con profundidad con el conjunto de nuestro pueblo y nuestra clase un programa de salida a los problemas y sufrimientos de las mayorías de nuestro país, en íntima relación con la lucha de los pueblos de Nuestra América.

Desde esa perspectiva, intervenimos activamente desde nuestro MULCS, con la convicción de que con unidad y organización, construyendo y luchando por un programa que imponga un profundo cambio social, desde nuestro pueblo trabajador vamos a lograr derrotar a nuestros enemigos, y construir un país y un mundo donde todas y todos tengamos realmente iguales derechos.