8/3/2021 –
¿Qué historia/s tenemos que reconstruir para llegar a este 8 de marzo desde aquel trágico 8 de marzo? Aquellos 8 de marzo: 1857 y 1908. ¿A cuántas de nosotras mujeres trans travestis lesbianas no binaries deberíamos nombrar y convocar para que rearmemos una historia q nos haga justicia? Que diga que hemos ganado, perdido y sobre todo batallado.
¿En qué momento de la reconstrucción empezamos a encontrar la mención de las trabajadoras protagonizando huelgas en estas tierras? ¿Cuándo la historia empieza a vernos partícipes de las luchas aunque aún no tuviéramos acceso al trabajo remunerado? Por el año 1881 en San Luis un grupo de maestras se llamaron a huelga después de 8 meses sin percibir su salario, siendo quizás la vocera Enriqueta Lucero. Virginia Bolten dotó de palabra escrita a los hartazgos y los abusos, proponiendo el encuentro contra toda forma de autoridad y documentando en parte el lugar de la mujer en las luchas obreras y las luchas obreras de las mujeres. Para principios del siglo XX los reclamos se vinculaban con la extensión de la jornada laboral, pero también con la diferencia salarial en relación a los varones.
Mucho más cerca en la línea del tiempo la valoración del trabajo de reproducción de la vida. No estamos en aquel lugar del año 1908 pero es por ellas y por todas las que vinieron y no se conformaron que paramos resistimos y luchamos. También porque hemos perdido mucho de lo que desde entonces ganaron las ancestras. Todas ellas son nuestra memoria y nuestra fuega. Y nosotras mismas. Desde aquel 8 sostenido en lucha hemos tenido conquistas, muchas de ellas plasmadas en leyes que hoy enmarcan alguna posibilidad de reclamo. No obstante nuestro hoy nos encuentra en renovadas formas de precarización politizando lo privado de los cuidados como para entrarle por otro lado a un sistema que ha quedado expuesto como nunca en su voracidad extractivista sin dejar a cambio más que cuerpos territorios arrasados. Hemos ganado y hemos perdido. No hemos logrado igualdad en las conquistas, y tristemente muchos derechos podrían hoy ser considerados privilegios, en tanto apenas se atisban para muchas y muches como horizontes de lucha. La utopía sirve para andar. ¿Cuántas de nosotras accedemos al trabajo registrado? ¿Cuántas tenemos licencias y vacaciones? ¿Cuántas aguinaldo? ¿Cuántas disponemos de jornadas limitadas de trabajo? ¿Cuántas podemos sostener la lactancia? ¿Cuántas podemos compartir las licencias por maternidad con las ma/paternidades con las que criamos? ¿Cuánto agrotóxico se junta en la sangre y la piel de las trabajadoras campesinas? ¿Cuántas sobreviven en condiciones infrahumanas? Explotadas y sometidas en todos los amontonamientos de opresiones de clase sexo/genero etnia raza en eso que llamamos interseccionalidad, y que es otra forma de llamar al sometimiento heteronormativo colonizador normalizante de pueblos originarios migrantes personas con discapacidad diversidades sexuales y las y les históricamente vulnerades y postergades.
Hoy tenemos que hablar del contexto de pandemia que fue la forma de legitimación del período 2020 y lo que va de 2021 de la precarización, el empobrecimiento, el hambre, la explotación y la exclusión.
La pandemia sirvió para dar cuenta del valor de las tareas de cuidado. Pero aún no para reconocerlas en términos de derechos. Nos deben el reconocimiento del 16% del PBI que aportamos en tareas de cuidado, nos deben 96 millones de horas diarias por año, distribuidas por supuesto también de manera desigual en función del nivel de ingresos. Nos deben alguna forma de alivio por la carga mental que no cesa. Por eso sigue moviéndonos la consigna: No es amor es trabajo no remunerado. Pero además la pandemia también vino a dar cuenta de la brecha digital, en términos de derechos como trabajadoras pusimos de nuestros bolsillos nuestros dispositivos y conexión a internet, más los que necesitamos para q les hijes accedan a sus propios espacios escolares re-creados en pantallas, cuando fue posible. Como composición mayoritaria también de trabajadoras de casas particulares, del sector salud y de educación, también fuimos consideradas esenciales, y eso fue solamente obligarnos a circular, ya sabemos que los cuidados, licencias e insumos de seguridad llegaron en el mejor de los casos tarde, y muchas de esas medidas fueron absolutamente insuficientes y nos expusieron a la muerte y a afectaciones graves en la salud.
Mujeres LGBTTI+ trabajamos también por nuestros derecho a la tierra y por nuestro derecho a vivir en territorios libres de violencia patriarcal. La lucha de Guernica puso en agenda un tema incómodo esquivo e invisibilizado, nombrando a las que escapamos de situaciones de violencias sin tierra ni resguardo, a las q criamos solas y a las q tejemos redes para tener hoy vidas dignas. Guernica sigue interpelando desde el reclamo por la tierra las formas de habitar el mundo.
Este 8 de marzo es la memoria de los dolores y las rabias de cada una de nuestras muertas. Las que #eranniñas y fueron asesinadas. Las que aún siguen desaparecidas. Las muertas que impactan y cuyas imágenes se difunden y se nos vuelven emblema y las que siguen invisibilizadas aún muertas y cuyos nombres nos empeñamos en no olvidar.
Este año tenemos el bien ganado derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Pero tenemos también cifras de femicidios que marcan un retroceso. Nos matan más que antes. Genocidio por goteo. ¿Cómo lo nombramos para que dé cuenta de este tiempo triste trágico de horror de miedo? Todas las violencias recrudecidas para el adoctrinamiento. Todos los pies en la cabeza para el sometimiento. Y las voces que igual no paran y los abrazos que igual no cesan y las marchas que igual no se detienen y los gritos que igual revientan en la cara de violadores, acosadores, torturadores, femicidas, prostituyentes, padres ausentes y cuanto disfraz tenga el macho opresor y el patriarcado.
Reconstruimos nuestra historia. La rearmamos para hacernos justicia. Nos la contamos en rondas. Criamos hijes contándoles esa historia que amasamos amamantamos caminamos urdimos sembramos cosimos sudamos leímos soldamos apapachamos escribimos martillamos abrimos investigamos lloramos gozamos… nos recordamos que las luchas las ganamos con la organización colectiva, en las calles, en las plazas. El 8 de marzo cada vez empieza más temprano y se resiste a irse porque nos fuimos armando también nuestro propio calendario y nuestras efemérides.
Las ganamos con nuestros «cuchicheos» en cada uno de nuestros espacios de trabajo. Con el redescubrimiento de esas formas de construir que fuimos dando desde las márgenes del silencio y la restricción al ámbito privado. Nunca estuvimos quietas. Nunca nos conformamos. Nunca fuimos demasiado obedientes.
Mucho menos los 8 de marzo, muchos menos en este 8 de marzo Mujeres y LGBTTI+ trabajadoras paramos porque:
– exigimos el reconocimiento de las tareas de cuidado. ¡No es amor, es trabajo no pago!
– porque multiplicamos el recurso escaso en pandemia para que a nadie le falte la comida
– porque queremos tierra para vivir, tierra para producir y feminismos para habitar
– por la igualdad en los salarios, las formas de contratación y el acceso a puestos de empleo
– porque estamos en emergencia y nos siguen matando
– por plena implementación de la Educación Sexual Integral
– por aplicación de la ley Micaela que genere espacios para el cuestionamiento de las prácticas
– por igual remuneración por igual tarea
– por derechos laborales para las que criamos solas
– por licencias para quienes acompañan en las crianzas
– por licencias para los varones que asumen las crianzas
– por la plena implementación del cupo laboral travesti trans
– por la plena implementación del cupo femenino en dirigencias sindicales
– por los derechos de mujeres trans y travestis en situación de prostitución, queremos saber dónde están los recursos y las sanciones de la ley de trata
– porque Lilián y María Carmen #eranniñas y seguimos pidiendo justicia, aparición con vida de Lichita y libertad para Laura Villalba
– por la investigación y suspensión del pago de la deuda, porque la deuda es estafa y es ajuste
– por acceso a la educación para todes en condiciones de igualdad, democratización del acceso a la tecnología
– por formas de producción sustentables y contra los extractivismos que arrasan nuestras tierras y nuestras posibilidades de vida
– La justicia patriarcal protege abusadores y femicidas. Basta de impunidad, queremos justicia.
– para abrazar una vez más en la lucha y resistencia a nuestras madres y abuelas de plaza de mayo, porque son 30000 y siempre están presentes
– porque tenemos ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y vamos por el acceso para todas y todos
– por la soberanía alimentaria alimentos sin agrotóxicos ni explotación
– Por la libertad y el cese de hostigamiento judicial a las madres protectoras
– porque migrar no es delito
– por la emergencia cultural y la protección de artistas independientes