Susana Ancarola*
Publicado en «Darío y Maxi: 20 Junios», libro editado por Contrahegemonía y Herramienta, con la colaboración de Marabunta y MULCS
Para empezar a desarrollar este título es imprescindible remontarnos a los años anteriores, a la década menemista, en tiempos de dura ofensiva del capital contra nuestro pueblo trabajador. Veíamos como empeoraban cada día las condiciones de vida y de trabajo en la zona sur del conurbano, el impacto en nuestros barrios del avance del neoliberalismo económico, con la consiguiente destrucción de fuentes de trabajo, de ajuste en el Estado, de encarecimiento en el costo de vida.
La historia de la recuperación democrática de la seccional de ATE Gran Buenos Aires Sur venía de fines de la década de 1980, después que una asamblea de base había exigido la renuncia de la entonces Secretaria General y de la posterior intervención de la conducción nacional de ATE. En diciembre de 1991 la seccional fue recuperada por la Lista Marrón, en la que confluían trabajadores de educación y salud, que habían impulsado y compartido luchas en los años anteriores.
Fueron luchas por nuevos puestos de trabajo y por el pase a planta de “Planes de empleo” creados a fines de la dictadura, luchas en las que empezaron a organizarse y participar masivamente compañeras y compañeros de base, desbordando y a contrapelo de la conducción sindical de entonces. Así fuimos logrando que se creen cargos para las mamás de los barrios más humildes que hasta entonces cocinaban en los comedores escolares a cambio de un plato de comida, en barriadas formadas en ocupaciones de tierras, con casitas precarias donde cada lluvia anunciaba inundación.
Durante la gobernación de Cafiero, la lucha contra el pago desdoblado de sueldos había encontrado juntes en las calles a auxiliares de educación y trabajadores/as de los hospitales, los sectores más numerosos entre les trabajadores estatales, en su inmensa mayoría mujeres, muchas de ellas jefas de hogar.
Casi en simultáneo con la asunción de la nueva Comisión en ATE Sur, Duhalde estrenó su gobernación con despidos masivos, miles de trabajadores estatales en toda la provincia, entre elles más de 5.000 auxiliares de escuelas, que pocos meses después debió reincorporar ante el conflicto desatado por esa medida.
La flamante Comisión Administrativa era compartida por compañeres con distintas orientaciones políticas y/o partidarias, donde uno de nuestros principios fundantes era la “independencia política” y del Gobierno de turno que debía tener el sindicato. Un primer desafío fue impulsar la mayor participación y el protagonismo de les trabajadores, organizar los sectores de trabajo mediante la elección democrática de decenas de delegades, reuniones zonales, “Comisiones de despedidos” o de compañeres que no cobraban su sueldo.
Esos principios “fundantes”, propios de la historia del sindicalismo de clase y sostenidos en el tiempo, permitieron (a pesar del alejamiento de algunos integrantes de la primera Comisión Directiva) dar importantes luchas y fortalecer la confianza en el sindicato como herramienta de organización y lucha:
. Promover la unidad del activismo, con el objetivo de unificar desde el activismo al conjunto de les trabajadores.
. Defensa común de los derechos de les trabajadores con los del pueblo: educación y salud públicas, comedores escolares, solidaridad con las luchas obreras y populares.
. La presencia y la consulta permanente en los sectores de trabajo, en recorridas, reuniones zonales y asambleas, que permitían definir ejes y formas de lucha en base a las preocupaciones y a la disposición de les compas.
. Combatir la burocratización (siempre latente en toda dirección) a través de medidas concretas. Desde el principio hasta hoy, quienes deban hacer uso de la licencia gremial vuelven periódicamente al trabajo, y cobran un sueldo igual al de su cargo estatal.
La desocupación creciente y las primeras organizaciones de desocupados
A principios de los años 90, después de la derrota de las luchas ferroviarias de 1991 y 1992, las privatizaciones de prácticamente todas las empresas públicas y el cierre creciente de fábricas y empresas, muy extendido en nuestro conurbano sur, llevaron a las nubes los índices de desocupación en todo el país y especialmente en el conurbano. Los hogares más humildes fueron los más golpeados, muchas compañeras, con sus magros sueldos, pasaron a ser sostén de familias ampliadas, con hijes, adultes y nietes dependiendo de ese único ingreso. Eran cada vez más las chicas y los chicos que llegaban, en invierno y también durante las vacaciones de verano, a los comedores escolares en las escuelas de nuestros distritos.
Fuimos impulsando al sindicato como organización capaz de ver la problemática de la clase trabajadora en su conjunto, poniéndolo al servicio de las causas barriales, territoriales y sociales. Entendimos que las y los perjudicades eran las mismas personas, en el barrio, en los lugares de trabajo, en las escuelas y en los hospitales. Intentamos asumir al conjunto de los problemas que nos aquejaban como fruto del sistema político y económico dominante y de las políticas de Estado vinculadas a esa dominación de la clase enemiga.
Desde 1994 los piquetes y los cortes de ruta comenzaron a extenderse por todo el país, empezando por las regiones donde se habían destruido miles de puestos de trabajo por la privatización de YPF como Cutral-Có / Plaza Huincul y Tartagal / Mosconi. Se fueron abriendo nuevos caminos de lucha en reclamo de puestos de trabajo, de subsidios por desempleo, y de ayuda alimentaria para las ollas populares que se armaban, arrimando lo que se podía conseguir y compartir para paliar el hambre.
En los barrios del conurbano, a las históricas comisiones de fomento, a quienes se organizaban en las luchas por la tierra, por el agua, en defensa de las salitas de salud, y otros reclamos populares, se les vino encima el problema masivo de la falta de trabajo. La unión de estos reclamos con las formas de organización popular anteriores en los barrios, junto a las que aportaron camadas de militantes con experiencia sindical y política que se sumaron a la tarea, fueron dando lugar a la formación de los primeros Movimientos de Desocupados.
En 1995 desde ATE Sur promovimos una reunión de distintos grupos que coincidían en organizar coordinadamente la lucha frente a la desocupación. En esta reunión, realizada en la delegación Burzaco del sindicato, se resolvió convocar una misa en la Rotonda de Pasco, que es un lugar clave en la zona, donde limitan Lomas de Zamora, Almirante Brown y Quilmes, una zona fabril y próxima a numerosos asentamientos barriales.
Vemos entonces que la confluencia de ATE Sur con las luchas de desocupados fue simultánea al nacimiento de estos movimientos en el conurbano. Esta unidad fue creciendo mientras la zona sur se iba poblando de ollas populares, cortes de ruta, organización de las y los de abajo.
Varies compañeres de ATE Sur formaron parte desde 1997 de la Comisión de la CTA Regional, que fue encabezada por nuestro compañero Norberto Señor desde 2000. Desde ese espacio también impulsamos el apoyo activo a procesos de movilización y lucha, de trabajadores ocupados, desocupados y precarizados impulsando la unidad de clase entre trabajadores con y sin empleo, dando a la CTA Regional un carácter más multisectorial.
Con sueldos de hambre apenas superiores a los miserables “planes sociales”, confluyendo a veces con otras seccionales, desde ATE Sur impulsamos la lucha por pases a planta, por aumento salarial, y por la equiparación del salario familiar. Acordamos que esa lucha debía ser progresiva, y en Asambleas del sindicato aprobamos confluir en los cortes de ruta también progresivos acordados por las Asambleas piqueteras.
En junio de 2001, exactamente un año después del primer corte de trabajadores estatales convocado por ATE Sur en Puente de La Noria, nuevamente allí en ese puente cortado, luego de un acampe conjunto entre estatales y desocupades, obtuvimos los primeros cien planes de empleo en el distrito, que fueron distribuidos entre las organizaciones convocantes, constituyendo un importante triunfo local que nos permitió fortalecer la confianza en la unidad y lucha. Desde entonces, para ATE Sur y la CTA Regional, los piquetes en La Noria o en el puente de Claypole pasaron a formar parte habitual de las medidas de lucha, generalmente coordinadas con diversas organizaciones de laburantes y del “movimiento piquetero”.
En julio de 2001 el retraso en los pagos de sueldo provocó una tremenda rebelión de les estatales, que desbordamos y movilizamos masivamente a La Plata. El Gobierno nacional tuvo que salir del problema con un pago en Patacones (la moneda del Estado provincial en los años de crisis), y las conducciones provinciales de los sindicatos estatales acordaron y metieron violín en bolsa.
En esas jornadas, fue inolvidable para quienes lo vivimos en directo la intervención del MTD de Almirante Brown, con Darío Santillán al frente, cuando una patota del PJ atacó una columna de trabajadores de educación y del Hospital Meléndez que se movilizaba para hacer oír frente a un acto “oficial” el reclamo de pago de sueldos. Acompañades por el MTD, después de la golpiza, pudimos llegar a la Plaza de Burzaco para hacer oír nuestros reclamos.
De diciembre a junio: Una lucha que nos marca hasta hoy
El 10 de diciembre de 2001 una marcha de antorchas partió del Hospital Meléndez: trabajadores ocupades, MTD y otras organizaciones de la zona fuimos a repudiar a los flamantes concejales que asumían sus cargos. Comenzaba a sentirse en todo el país el reclamo potente contra la dirigencia política que no respondía a las demandas desde abajo: se acercaba el “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”. La unidad de clase, forjada en la solidaridad y en la lucha, nos hermanaba y fortalecía por igual.
Prácticamente en todo diciembre, desde ATE Sur estuvimos en las calles, antes, durante y después de la rebelión del 19 y 20. Un período en que se fortaleció la actitud combativa del sindicato, como también la coordinación con las luchas crecientes de los Movimientos de Desocupados.
En ese marco, coordinando medidas, llegamos hasta la jornada nacional de lucha del 26 de junio de 2002. Estábamos cortando la avenida en el centro de Adrogué (Almirante Brown) y desafiando el cordón policial en Puente La Noria cuando llegó la noticia de la represión al corte del Puente Pueyrredón, en Avellaneda. Se resolvió ahí mismo levantar el corte, para acercarse al hospital Fiorito y allí colaborar en lo necesario en esos tremendos momentos en que continuaba la cacería y el mismo Hospital estaba militarizado, con el asesino Fanchiotti posando de víctima frente a las cámaras de televisión.
Esa misma noche del 26 fuimos parte del repudio en la Plaza de Mayo, mientras se preparaba la enorme movilización del día siguiente. Ese 27 de junio, ATE Sur paró y participó también de la movilización que, por su masividad y por su contundencia, puso en evidencia la actuación de las fuerzas represivas conjuntas que asesinaron a Darío y Maxi y dejaron decenas de compañeras y compañeros herides de bala. Una semana después volvimos a parar y estuvimos caminando bajo la llovizna desde un puente Pueyrredón repleto, en la inolvidable y multitudinaria marcha hacia Plaza de mayo que recogió a su paso inmensas y emotivas muestras de solidaridad y apoyo popular.
Fue el principio del fin del gobierno de Duhalde, al echar por tierra su política (en línea con los planes del FMI y los bancos, el gran empresariado local y trasnacional, y el imperialismo con su doctrina de los “conflictos de baja intensidad”) de desactivar con la represión abierta la rebelión popular aún latente en las movilizaciones y en las organizaciones populares.
¡Durante muchos años, cada 26 de junio, ATE Sur paró por resolución de Asamblea, haciendo coincidir en esas Jornadas las medidas de lucha del momento, haciendo presente en el Puente Pueyrredón y en cada lugar de trabajo el reclamo de Cárcel a los responsables políticos de los asesinatos de Darío y Maxi, haciéndolos PRESENTES en la lucha y la solidaridad, AHORA Y SIEMPRE!
Un poco de bibliografía:
. Soul, María Julia; Cifarelli, Viviana.- ATE Sur: Caldero de rebeldías: 20 años 1991-2011.- Buenos Aires: Taller de Estudios Laborales, 2011.- 224 p.
. Charla de la Agrupación Víctor Choque de ATE: Darío, Maxi y las luchas piqueteras y estatales (2021) http://mulcs.com.ar/2021/06/24/a-19-anos-de-la-masacre-de-avellaneda-seguimos-gritando-dario-y-maxi-presentes/
. Entrevista a Norberto Señor (2016) https://www.laizquierdadiario.com/Las-figuras-de-Dario-y-Maxi-nos-resultan-inolvidables
*Ex Secretaria General de ATE Gran Buenos Aires Sur, y militante del MULCS (Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social)