Las organizaciones, agrupaciones, movimientos y personas que componemos el Frente por la Soberanía Nacional denunciamos que en medio de una durísima inflación que expropia los ingresos de la mayoría de nuestro pueblo, los sectores concentrados de la economía cada vez ganan más y buscan la devaluación de nuestra moneda, la eliminación de las retenciones y promueven la quita de subsidios a los que menos tienen. En este desesperante marco una parte del poder judicial actúa como partido y avanza sobre la democracia, en este caso tratando de repetir lo que hicieron con Lula, con la vicepresidente en ejercicio Cristina Fernández.
Mientras el nuevo ministro de Economía ordena la aplicación de medidas de ajuste, que exige el FMI y busca en el exterior capitales de multinacionales que exploten y destruyan nuestros bienes naturales para pagar una deuda externa fraudulenta.
Como Frente por la Soberanía Nacional no podemos permanecer callados ante la evidente y alevosa injerencia de EEUU a través de su embajador, que aparece como mandante de Sergio Massa, investido de un poder superior al del presidente y representando con sus medidas a los intereses de los poderes facticos del país.
Ya lo dijimos muchas veces, el gobierno debe revertir sus decisiones sobre muchas políticas públicas, una de ellas es sobre el comercio exterior, debe recuperar el total manejo de la vía troncal del Paraná y el control de todo lo que sale y lo que entra al país para terminar con la evasión y el narcotráfico.
La voracidad de las multinacionales extractivistas alimentada por este gobierno le concede por medio del poder otorgado a Massa la reactivación de casi 100 proyectos de minería a cielo abierto, la concesión de explotación del litio, la ampliación de hecho de las fronteras agrícolas permitiendo el incendio de humedales, la promoción de más cultivos transgénicos con el nuevo trigo HB4, la garantía de ganancias exorbitantes a las compañías energéticas, además del feroz ajuste en curso.
La embajada de EEUU, el poder real de las transnacionales y sus aliados locales, los sectores financieros y bancarios, los popes de los agronegocios y la megaminería, operan en tándem con la derecha y el partido judicial socavando nuestra soberanía y prostituyendo una democracia cada vez más difícil de reconocer.
La necesidad de una justicia independiente, de una nueva composición de la Corte Suprema es algo que todos los ciudadanos apoyamos y reclamamos. Sin justicia independiente no habrá democracia y menos equidad para el pueblo.