11/8/2020
El 6 de julio pasado la Cancillería argentina difundió la comunicación entre el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Felipe Solá, y el ministro de Comercio de la República Popular China, ZhongShan, donde se anuncia una “asociación estratégica” entre ambos países, referida a la producción de carne porcina y se anuncia una “inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas” para “producir 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad”. Estas cifras son confusas ya que los anuncios oficiales fueron modificados y aún no son claros. Aumentar en esas cantidades la producción equivale a generar 14 veces el total de lo producido por el país, en todo el 2019. Es de público conocimiento la manera en la que se produce carne porcina a gran escala. El hacinamiento animal, las pésimas condiciones de salubridad y enormes cócteles de antibióticos son el escenario que propone este modelo de saqueo. Pero además, implicaría una importante alza en la producción de granos transgénicos, ya que con esos granos se alimenta a los animales.
Las consecuencias socioambientales de este tipo de producción son muchas y de alto impacto, no solo sobre la tierra, sino también sobre nuestros cuerpos y nuestra salud. Para producir un kilo de carne se necesitan 6 mil litros de agua y seis kilos de granos. Los desechos fecales y de orina de los cerdos hacinados se acopian en grandes tanques que contaminan la tierra y el aire y hasta generan enfermedades crónicas a les trabajadores de estas granjas industriales. Por otro lado y para responder a la demanda de alimento transgénico para los cerdos, se desmontan miles de hectáreas de bosque nativo, casualmente en el norte del país donde se cree que se instalarán las factorías. Justamente esta es una de las regiones más secas de nuestro territorio, donde ya se hace evidente la falta de agua en las comunidades campesinas e indígenas. Lo que es más grave aún es que este tipo de producción industrializada y a gran escala es una de las prácticas que generan enfermedades zoonóticas que pueden derivar en pandemias como la del COVID-19.
Otra razón que nos convoca y preocupa es la quema intencional de humedales en el Delta del Paraná. Existe un claro hilo conductor entre ambas circunstancias: el avance del agronegocio se viabiliza mediante el saqueo de los bienes comunes y la consecuente destrucción de la biodiversidad. Los humedales son un ecosistema con amplia diversidad de especies autóctonas y, fundamentalmente, cumple una importante función en la irrigación del río y los afluentes que lo componen. Además, son clave para la amortiguación de inundaciones y la absorción de carbono. Su destrucción premeditada esconde dos claras razones: la expansión de la frontera agrícola – ganadera y la especulación inmobiliaria.
El gran responsable político es Felipe Solá que, desde el año 96 y en un acuerdo por demás irregular, introdujo la producción de transgénicos al país. Ahora continúa con acciones entreguistas y que promueven la profundización del extractivismo a costa de nuestro territorio y nuestra salud queriendo imponer el discurso de que dichas acciones son llevadas a cabo para alimentar al mundo, cuando no se producen alimentos sino commodities. Esta vez lo acompaña Jorge Neme con quien buscan firmar a espaldas del pueblo el acuerdo con China. Mientras el ministro de Ambiente, Juan Cabandié brilla por su ausencia, tanto por el tema de las factorías, como por las quemas intencionales de humedales, sus acotadas intervenciones fueron puramente mediáticas, sin ningún resultado concreto. Evidentemente, en un país donde el extractivismo es una política de Estado que ha atravesado a todos los gobiernos, el rol del ministerio de medio ambiente es algo meramente simbólico.
Lejos de buscar una salida a la crisis económica, lo que se quiere es pagar la deuda con más saqueo y contaminación, profundizando las condiciones de empobrecimiento general de la población. Por eso repetimos: La deuda es con los pueblos, no con el FMI. El sistema capitalista, cis-hetero patriarcal, colonialista y racista es la causa de la gran crisis económica, ecológica y social que vivimos en nuestro país y en el mundo, y no puede ofrecer ninguna salida a favor de los pueblos. Queremos producir alimentos agroecológicos promoviendo la soberanía alimentaria, las redes locales de producción, distribución y consumo, y la generación de nuevos puestos de trabajo de calidad, por una economía más descentralizada en transición al ecosocialismo. No más acumulación de capital y destrucción de nuestro planeta. Que la crisis la paguen las grandes fortunas.
¡¡No al acuerdo con China!!!
¡¡Basta de quema de humedales. Protección ya!!
¡¡Reconocimiento a los territorios indígenas. En defensa de nuestros bienes comunes.!!
¡¡La Agroecología y el agronegocio no pueden convivir!!
¡¡No a la megaminería!!
¡¡La salida es desde abajo y a la izquierda!!
Movilizamos desde el Obelisco a la casa de Entre Ríos y Cancillería este jueves 13/8 a las 11hs.
Invitamos a sumarse.
Contacto de prensa: 11 5867-7879 (Ale)
Para adherir: 11 5584-7655
Convocan:
Corriente Social y Política Marabunta
Venceremos – Partido de Trabajadorxs
Movimiento de los Pueblos (Frente Popular Darío Santillán Corriente Plurinacional, Izquierda Latinoamericana Socialista, MULCS- Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social, Movimiento 8 de Abril, Igualdad Social)
Frente Popular Darío Santillán
Asociación Socialista Libertaria
Equipo de educación popular Pañuelos en Rebeldía
Subversión
Ecos de Saladillo
Colectivo cultural- CentroCulturalComunitarioElBondi
Movimiento Amplio de Izquierda
Colectivo Semillas de Rebelión