Posted on: 18 marzo, 2014 Posted by: MULCS Comments: 0

América Nuestra N°3 – Año 1- marzo 2014 –

Poeta y revolucionario salvadoreño. Nació en 1935 y murió el 10 de mayo de 1975 asesinado por sus propios compañeros de la dirección del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) —organización política a la cual pertenecía en ese momento— junto con el líder obrero Armando Pancho Arteaga

Los miembros del ERP que se encontraban al frente de la organización al momento del asesinato de Dalton y de Arteaga eran Jorge Meléndez (Jonás), Vladimir Rogel (Vaquerito) y Joaquín Villalobos. Luego de firmada la paz en El Salvador, Villalobos se responsabilizó del asesinato, aunque siempre ha tratado de justificarlo por las circunstancias especiales de la guerra. Sin embargo las ju stificaciones del ex-comandante del ERP salvadoreño no son creibles, en la medida que terminó siendo asesor en seguridad del gobierno derechista salvadoreño de ARENA y más tarde del ex-presidente de Colombia, Álvaro Uribe.

Sobre nuestra moral poética

» No confundir, somos poetas que escribimos desde la clandestinidad en que vivimos. No somos, pues, cómodos e impunes anonimistas: de cara estamos contra el enemigo y cabalgamos muy cerca de él, en la misma pista . Y al sistema y a los hombres que atacamos desde nuestra poesía con nuestras vidas les damos la oportunidad de que se cobren, día tras día «.

(Roque Dalton, Poemas Clandestinos)

Sobre dolores de cabeza

Es bello ser comunista,

aunque cause muchos dolores de cabeza.

Y es que el dolor de cabeza de los comunistas

se supone histórico, es decir

que no cede ante las tabletas analgésicas

sino sólo ante la realización del paraíso en la tierra.

Así es la cosa.

Bajo el capitalismo nos duele la cabeza

Y nos arrancan la cabeza.

En la lucha por la Revolución la cabeza es una bomba de retardo.

En la construcción socialista

planificamos el dolor de cabeza

lo cual no lo hace escasear, sino todo lo contrario

El comunismo será, entre otras cosas,

una aspirina del tamaño del sol.

Por Qué Escribimos

Uno hace versos y ama

la extraña risa de los niños,

el subsuelo del hombre

que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,

la instauración de la alegría

que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,

horribles fechas,

muertos como cuchillos exigentes,

obispos venenosos,

inmensos jóvenes de pie

sin más edad que la esperanza,

rebeldes panaderas con más poder que un lirio,

sastres como la vida,

páginas, novias,

esporádico pan , hijos enfermos,

abogados traidores

nietos de la sentencia y lo que fueron,

bodas desperdiciadas de impotente varón,

madre, pupilas, puentes,

rotas fotografías y programas.

Uno se va a morir,

mañana,

un año,

un mes sin pétalos dormidos;

disperso va a quedar bajo la tierra

y vendrán nuevos hombres

pidiendo panoramas.

Preguntarán qué fuimos,

quienes con llamas puras les antecedieron,

a quienes maldecir con el recuerdo.

Bien.

Eso hacemos:

custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

Las leyes

Las leyes son para que las cumplan los pobres.

Las leyes son hechas por los ricos para poner un poco de orden a la explotación.

Los pobres son los únicos cumplidores de leyes de la historia.

Cuando los pobres hagan las leyes ya no habrá ricos.

¡Leyes inexorables!, grita Bolívar.

La ley de todas las leyes es la igualdad, sigue diciendo Bolívar.

¡¡Leyes revolucionarias, leyes socialistas, decimos hoy!!

¡Venceremos!