Posted on: 3 noviembre, 2014 Posted by: MULCS Comments: 0

América Nuestra N° 5 – año 1-noviembre 2014 –

Centros de evacuados “sin punteros”. Organización y lucha

A un mes de las últimas grandes inundaciones Luján sigue en emergencia. Nueva alarma meteorológica, sin Obras Públicas, ni plan de contingencia.

Un nuevo round en la lucha de clases.

Al cierre de este número de América Nuestra se cumplía mes y medio del comienzo de la última de las recurrentes inundaciones –la más grande en casi 30 años- y no se había comenzado ningún tipo de obra para solucionar las cuestiones de fondo que las generan, ni se había trabajado para enfrentar la emergencia sanitaria que aparece luego de cada inundación. La inoperancia del Estado en sus tres niveles (municipal, provincial y nacional) genera que la población de Luján esté a merced de las condiciones climáticas cuando es de público conocimiento que el problema no son las lluvias, sino las intervenciones que realizan sobre el lecho del río tanto los barrios privados como los campos sojeros. Mientras tanto, el Estado Nacional destina 150 millones de pesos para obras de remodelación de la Basílica. Los días que Luján estuvo bajo el agua, distintas organizaciones sociales en conjunto con trabajadoras y trabajadores afectados, con unidad, organización y lucha, sostuvimos dos centros de evacuados “sin punteros”, dándonos una mano para superar este trágico hecho, apelando a la solidaridad de clase e identificando responsables. También salimos a las calles a exigir soluciones de fondo.

¿Y los gobiernos?

En los días que pasaron desde la vuelta a casa de todas las familias evacuadas, la presencia del Estado se sintió fuertemente en avalar el modelo de ocupación y utilización de tierras por el cual distintos barrios y pueblos del partido se inundan. Los debates entre el Gobernador Daniel Scioli y el ahora Diputado Nacional Sergio Massa sobre si los barrios privados y otros emprendimientos inmobiliarios y productivos le tomaban tierras al río y por eso se generaban las inundaciones, pasaron a la historia. Hoy no se avanza más que con las irrisorias respuestas del vecinalista Gobierno Municipal encabezado por Oscar Luciani, que propone la precaria solución de siempre: zanjeos en los barrios afectados y diques de contención y reservorios de agua río arriba, desentendiéndose del problema y pateándoselo al Gobierno provincial. A su vez, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires (Frente para la Victoria) desforesta la ribera del río como si fuera la solución –gastando aproximadamente $200.000.000 (doscientos millones) en un proyecto financiado por Nación- y empeora la situación en vez de solucionarla, ya que rompe con la barrera de contención natural del agua, generando que la misma llegue a los barrios de forma más rápida-. También despilfarra el dinero de los trabajadores en nuevos estudios para analizar las obras de infraestructura necesarias para evitar nuevas inundaciones, realizados, por supuesto, por consultoras “amigas” (en este caso Serman & Asociados), dejando fuera a las Universidades Nacionales y abriendo así nuevamente la puerta para nuevos negociados generados en obras innecesarias-. Por otro lado, el Gobierno Nacional, en la voz de la Presidenta Cristina Fernández (FPV) anuncia obras en la Basílica de Luján en un orden de $150.000.000, pagados con nuestros impuestos.

Merece una mención espacial la medida del Gobierno Nacional, el cual, prioriza sus relaciones con el poder eclesiástico antes de intervenir positivamente para solucionar necesidades populares. No nos sorprende ni lo entendemos como una traición al pueblo trabajador, ya que es coherente con sus políticas sociales y ambientales, pero no deja de indignarnos.

Si no fuera porque en Luján no se realizaron tareas tales como desratización “por no contar con los fondos y personal necesarios” –en palabras de funcionarios públicos-, estudios de agua de red y de pozos, ni contención sanitaria en la vuelta a los hogares, nos parecería un chiste cada uno de los puntos comentados. Pero no, por lo visto, los Gobiernos Municipal, Provincial y Nacional, priorizan sus negocios y acuerdos con la clase social para la cual gobiernan: hablamos de la clase capitalista. A nosotros, a la clase trabajadora, la que generamos la riqueza que otros se roban todos los días, no nos consultaron qué queremos hacer con este dinero.

Muchas causas, un mismo motivo

Entre el 29 de octubre y el 9 de noviembre gran cantidad de hogares estuvieron bajo el agua en Luján (Pcia. de Buenos Aires). Durante 19 días una nueva inundación azotó al pueblo. Es una realidad innegable que ha llovido mucho, pero ésta no es la causa principal de la 8° inundación en estos dos últimos años. El avance de emprendimientos inmobiliarios y productivos sobre el valle de inundación del río (que es donde iría el agua cuando se desborda su cauce menor) es tal vez la mayor razón de las inundaciones. Con la multiplicación de barrios privados, clubes de campo, canchas de golf y campos para producción sojera, achican el río destruyéndose estas áreas de amortiguación, que gracias a su vegetación retienen gran cantidad de agua. Es necesario marcar con fuerza que los campos de soja transgénica, con su método de siembra directa y con sus canales clandestinos, también contribuyen fuertemente a que nos inundemos, porque su intervención sobre la tierra hace que la misma degenere la función natural que tenía (absorber agua cuando llueve, por ejemplo).

En el barrio Padre Varela, otra de las causas de la inundación fue la construcción hace dos años de un Complejo Recreativo Néstor Carlos Kirchner del Sindicato de Peones de Taxi de la Capital Federal, conducido por Omar Viviani, donde se levantaron puentes y paredones que interrumpen el paso del agua.

Otra gran cantidad de barrios se vieron gravemente afectados por la falta de obras tan básicas como bocas de tormenta y ¡¡zanjas!! Ni hablar de todo lo referido al sistema de salud público: en el Hospital Municipal se cayó la mampostería de la Guardia y las salas de primeros auxilios, a pesar del esforzado trabajo de sus médicos y enfermeros, no cubrieron ni las mínimas necesidades. Los Gobiernos Municipal y Provincial se habían comprometido a tener las salitas ocupadas y abiertas 24 hs, pero debimos esperar 4 días para que cumplieran con esta obligación. Dentro de la decena de barrios y localidades de Luján que quedaron bajo el agua, destacamos la lucha desarrollada desde la organización popular en los centros de evacuados de la Sociedad de Fomento del Padre Varela y en el Centro de Integración Comunitaria del barrio San Fermín, donde, en conjunto con trabajadores evacuados/afectados, gran cantidad de militantes y organizaciones sociales como Quebracho y Patria Grande mantuvimos el trabajo cotidiano de atención y contención.

¿Estado ausente o presente?

Todo esto nos lleva a la necesaria pregunta ¿Estado ausente? Y la obligada respuesta: No, Estado muy presente. Es muy común en estos casos, como primer reflejo cuando se levanta la vista y se busca a las distintas gestiones del Estado, no ver ni reconocer las responsabilidades que tienen e incumplen, por lo cual se sintetiza la sensación de ausencia del mismo. Se busca y no se encuentra. Pero tal vez el problema es que no lo buscamos donde realmente está. En las inundaciones en Luján, fueron las mismas trabajadoras y trabajadores afectados/as junto a organizaciones sociales, quienes generamos nuestro propio plan de contingencia en medio del desastre. Desde arrancarle al Estado la constitución de dos centros de evacuados coordinados (nombrados más arriba) íntegramente por los trabajadores/as y organizaciones, hasta conseguir los botes para cruzar alimentos y agua potable de un lado a otro de los arroyos desbordados, pasando por conseguir donaciones, distribuir los recursos escasos proveídos por el Estado, hasta cocinar doce días consecutivos en múltiples ollas populares autoorganizadas para miles de afectados, y acompañar(nos) en la difícil vuelta a nuestra casas. Se demuestra así la organización popular, la cual debió sostener el estado de alerta, exigencia y la movilización ante el Estado en sus tres niveles para poder conseguir los mínimos recursos que garantizaran la subsistencia en estos días.

En cambio, se veía claramente al Estado en los camiones de Infantería de la Bonaerense apostados en los centros de evacuados y en los hipermercados custodiando celosamente a las organizaciones ante cada una de sus acciones, veíamos a los funcionarios y politiqueros varios con botas de lluvia nuevas y secas buscando la veta para salvarse del desastre político o aprovechando para intentar hundir a otros, veíamos al Estado como máximo responsable de esta situación en conjunto con los capitalistas de las inmobiliarias y los sojeros que hacen negocios con el sufrimiento de la clase trabajadora. ¿Estado ausente? Para nada. Haciendo su trabajo, como debe ser en el sistema capitalista, respondiendo a los intereses de la burguesía.

¿Universidad de los trabajadores?

Párrafo aparte merece el desempeño de la Universidad Nacional del Luján como institución, que se posicionó claramente de espaldas al conflicto. Esto no es nuevo, ya que la UNLu cuenta con un bagaje incalculable de investigaciones, programas de investigación, centros de información ambiental, proyectos de extensión para el monitoreo de variables hidrometeorológicas y la conformación de una red de estaciones pluviométricas, por ejemplo, destinados al estudio de la cuenca del río Luján y las inundaciones. Producciones científico académicas que nunca se tradujeron en políticas públicas. Entonces acá nos preguntamos: ¿para quién/qué produce el conocimiento la Universidad Pública?

Una Universidad de espaldas al pueblo, que priorizó hasta hacer actos de graduación antes de contribuir en la búsqueda de responsables y soluciones ante el desastre social que provocaron las inundaciones. El movimiento estudiantil de la UNLu tuvo que arrancarle considerar las excepciones pertinentes a la situación académica de los y las estudiantes inundados/as, y realizar análisis de agua en las zonas inundadas (tardó un mes en arrancar a hacerlas), ya que los trabajadores y trabajadoras afectados aún continúan tomando agua contaminada.

A seguir la lucha

No aceptaremos ningún tipo de parche en este conflicto. Sabemos que no hay soluciones intermedias, o se restituye el cauce del Río Luján, incluyendo su valle de inundación, o nunca tendremos una respuesta válida ante el problema. Se habla de relocalizar las familias afectadas, lo cual, si es de manera consensuada con las mismas, se puede transformar en un paliativo a mediano plazo, aunque el Gobierno Municipal no aporta las tierras necesarias, pero no se avanza en el debate de la necesidad imperiosa que todo desarrollo inmobiliario y/o productivo deba desplazarse hacia otras zonas, restituyendo el cauce natural del río.

Ya es una atrocidad que existan barrios con condiciones de habitabilidad únicamente para quienes puedan pagarlo, y mucho más lo es si encima esos barrios (los countries, barrios privados, campos de golf) son responsables de la apropiación ilegal e ilegítima de un bien público como es un río, aportando en gran medida a que nos inundemos los barrios de la clase trabajadora.

Luján continúa en situación de emergencia ambiental, sanitaria y habitacional, aunque los medios masivos de (des)información hayan cambiado de tema, por ello continuaremos organizándonos, priorizando la participación directa de todos y todas lo que se sientan con la intención de hacerlo, porque estamos convencidos que la respuesta a nuestros problemas no vendrá de los corruptos que trabajan para otros, sino de la iniciativa, inventiva y solidaridad de nuestra propia clase trabajadora.

PONER ESTO EN RECUADRO APARTE

Moreno también bajo el agua

Situación similar se replicó en la cuenca del río Reconquista. Múltiples barrios de Moreno también quedaron bajo el agua. Ésta fue la cuarta inundación en Moreno en 2014, y la lógica se repite: gobierno municipal de Mariano West (FPV) que se desentiende de la problemática dejando a la deriva a los trabajadores/as más afectados, pocos y precarios centros de evacuación (algunos ni luz eléctrica tenían), maltrato institucional y hasta desalojos violentos de los centros de evacuados, obligando a los damnificados a que regresen a sus casas donde todavía no había bajado el agua y donde tampoco se garantizaban las cuestiones básicas de salubridad e higiene. A este cuadro se suma la represión ejercida por parte de los efectivos de la Comisaría Octava de Las Catonas a los trabajadores inundados/as cuando hacían suyo el derecho por reclamarle al gobierno que tome cartas en el asunto y garantice soluciones, en el marco de un corte de la Ruta Provincial N° 23 a la altura del arroyo homónimo, que resultó en la detención de tres compañeros/as. La contracara que también se repite en este cuadro es la de la solidaridad de clase y la organización popular, con la cual no sólo conseguimos arrancar a Estado los recursos primarios para la emergencia, y sostener algunos centros de evacuación, sino que se consiguió, mediante movilización y difusión en los medios, la liberación de los detenidos en el corte de ruta.