octubre 2019
La burocracia patotera de la UTA hace rato que no puede “conducir” el sindicato como lo venía haciendo. Ellos se dividen por arriba, mientras desde abajo irrumpe un activismo de base forjado con paciencia en la unidad de viejas y nuevas camadas de luchadores consecuentes.
Las devaluaciones, ajustes y recortes de subsidios (que comenzaron a fin de la era K pero crecieron geométricamente durante el gobierno de Macri), impactaron en el negocio de líneas de transporte (cada vez más concentradas en pocas manos) y en el malestar de usuaries con boletos cada vez más caros y laburantes con salarios cada día más bajos.
La política de subsidios del kirchnerismo, además de asegurar a la población un costo menor de los viajes, permitía un cuantioso negocio a las empresas. El Estado les pagaba una diferencia de precios de acuerdo a la tasa de ganancia pretendida por ellas, más gran parte del costo de combustible, de la reparación de carrocerías y de la compra de nuevas unidades. Y hacía la vista gorda a obligaciones incumplidas en cuanto a horarios, frecuencias, calidad del servicio y cantidad de unidades andando. Los subsidios se mantuvieron a pleno sin importar si a les choferes no se les respetaban límites máximos de km recorridos, horarios de descanso y en lugares adecuados, baños dignos en las cabeceras en vez de letrinas o ni siquiera eso. La cúpula de la UTA lograba que la situación no se desmadrara, con barrabravas y lumpenes contratados por las grandes empresas para patotear a quienes se organizaran para reclamar, a la par que el Estado aumentara los subsidios unos puntitos en cada paritaria, haciéndose cargo en los hechos de “recomposiciones salariales” acordes al promedio de aumentos firmados por la mayoría de los sindicatos.
La era Macri modificó severamente el cuadro. El Gobierno y las principales patronales cargaron todo el costo del achique de subsidios en aumentar los pasajes y reducir los salarios, más la concentración en manos de las empresas más grandes de las líneas en quiebra o menos rentables por merma de personas que viajan, y por los intereses usurarios de créditos para compra o reparación de unidades.
Para imponer a fondo semejante ajuste, las grandes patronales aprovecharon el descrédito en la base en la vieja guardia burocrática de la UTA, e intentaron adueñarse directamente del sindicato con “su propia gente” y no mediante “intermediarios”. El ejemplo más conocido es la guerra entre Bustinduy (que responde abiertamente al monopolio DOTA) y la camarilla del histórico burócrata Roberto Fernández. De modo similar hubo y hay disputas en varios puntos del país con sus particularidades locales que abrieron grietas por las que se colaron legítimos y masivos conflictos, que según los intereses patronales en juego, encontraban apoyo de una fracción y rechazo de otra.
Con la burocracia en crisis, la judicialización contra choferes pasó a ser una herramienta clave para intentar frenar las luchas e imponer los intereses antiobreros de las patronales y el Estado.
A las conocidas luchas en la combativa Línea 60, o al estallido de la bronca cada vez que una vida se pierde o se pone en riesgo por hechos delictivos, podemos sumar grandes conflictos judicializados en 2016 como los que derivaron en la toma de la UTA en Salta (con cárcel y causas a varios de quienes la encabezaron) y en la línea Este en La Plata (con las condenas judiciales a 4 compañeros), la rebelión de trolebuseras y choferes en Córdoba en 2017, y luchas más recientes en varias líneas del sur del Gran Buenos Aires (donde se destaca el triunfo en el Expreso Lomas), que muestran la disposición a pelear que brota desde abajo.
Destacamos dos experiencias de construcción de base, democrática y combativa, y de amplia coordinación zonal sindical y política, que marcan un camino a seguir por les trabajadores del volante.
Por la absolución de 5 trabajadores de la 60
Los empresarios de la DOTA, dueños de la línea 60, pretenden hacer condenar con 5 a 10 años a 5 choferes por supuestas “agresiones y amenazas” durante la huelga de 42 días de 2015.
Además hay otra causa por el no cobro del boleto en la que hay procesados otros 14 choferes. En total hay 9 delegados con distintas causas penales que promovió la DOTA. Les duele la larga experiencia de lucha de los trabajadores de la 60 y su combativo y democrático cuerpo de delegados.
Estos explotadores no toleran la indignación colectiva y las denuncias que delegados y trabajadores han expresado y expresan en las calles y por los medios ante el asesinato laboral de David Ramallo. No soportan el reciente freno al “preventivo de crisis” trucho presentado para despedir trabajadores. No se bancaron nunca aquellos 42 días de huelga, ni que los barrabravas que contrataron en su planta para patotear a los delegados (y luego para hacer las denuncias por “agresiones y amenazas” que motivan esta causa penal) o el lockout patronal, no pudieran impedir esa y otras grandes luchas. Y lo que menos se bancan, es que los trabajadores decidieran quebrar aquel lockout sacando los colectivos a la calle sin cobrar boleto. Por eso los delegados de la 60 ponen el acento en este tema, motivo central de la guerra contra los choferes de la 60 y su Cuerpo de Delegados declarada por la empresa.
No quieren que se extienda el ejemplo de desafiar su control sobre los medios de trabajo y sobre sus negocios, que en este caso ha logrado gran simpatía y apoyo popular. Que se repitió en cada conflicto, como en la actual lucha contra el desguace de la línea y el recorte de recorridos, acompañada por todo el Espacio Sindical de Zona Norte.
La movilización del obelisco a Tribunales del 20 de septiembre, que acompañamos masivamente desde el MULCS junto a los choferes de la línea y gran cantidad de trabajadorxs de diferentes sindicatos y organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, dejó claro el fuerte apoyo al Cuerpo de Delegados de la 60 y la importancia de la coordinación de zona norte.
Luego hubo una importante movilización bajo la lluvia el 4 de octubre en la lectura de los alegatos. A poco del cierre de esta edición, el 11 de octubre se dictará sentencia. No dudamos del gran apoyo incondicional que volverán a recibir los compañeros de la 60 para frenar esta avanzada judicial.
Como lo han expresado sus delegados, esta lucha no es sólo por la absolución de los 5 choferes. Es contra la criminalización de la protesta y por el desprocesamiento y la libertad de todes les que luchan.
Expreso Lomas: triunfo de la unidad y la lucha desde abajo
Al cierre de esta edición, la larga lucha de los trabajadores de Expreso Lomas fue coronada con un contundente triunfo: la totalidad de los choferes volvió al trabajo en unidades nuevas, con reconocimiento de antigüedad y salarios adeudados, en 2 líneas, 164 y 119, que retoman los recorridos de la 165 y 112, concesionadas hasta que se resuelva la apelación a la quiebra de la empresa vaciadora.
Fueron 7 largos meses de retención de tareas permaneciendo en el predio de Barrio El Zaizar durante el horario de trabajo, innumerables asambleas y movilizaciones, organización de fondo de lucha y olla para aguantar los atrasos en los pagos de sueldos, más de 50 mil firmas juntadas en apoyo y reclamo de solución, pegatinas y pintadas, participación en la Coordinadora de Organizaciones en Lucha de Lomas de Zamora, y los cortes en Puente la Noria organizados por ésta en los paros generales de mayo y agosto. A las maniobras empresarias, las dilaciones y chicanas del Poder Judicial y la Secretaría de Transporte, los compas le ganaron con unidad por abajo, asambleas masivas y la conciencia y solidaridad de clase que fueron forjando, como decía Tosco, con “paciencia, perseverancia y decisión”, haciendo realidad una vez más que “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.