15/7/2020
Hoy hace un año que Cachito hizo su último gol. Así fue como él mismo definió ese acto horas antes, cuando pidió quedarse solo para meterlo de cabeza.
Lamentablemente nos va a quedar pendiente un encuentro como el que habíamos pensado para recordarlo y rendirle los honores que se merece por su trayectoria como revolucionario. Esa trayectoria que todos los que nos encontramos en alguna lucha con él conocíamos sólo en parte.
Y más allá de sus méritos personales por haber sostenido durante más de cincuenta años el mismo compromiso y actitud revolucionaria, cosa que debemos celebrar, porque como dice Brecht, esos son los imprescindibles.
Nuestro querido compañero – camarada – amigo, Cachito, el Pelado o como sea que se tuvo que llamar, merece ser recordado y revindicado no sólo por él mismo. Sino porque la riqueza de su trayectoria y el ejemplo de su actitud forman parte importantísima de nuestra historia, parte de la cual todavía no fue contada, y que debemos conocer para enriquecernos aprendiendo de los aciertos y también de los errores de quienes como nosotros lucharon contra el capitalismo, el imperialismo, y por el socialismo.
Cachito representa una generación de revolucionarios que sostuvieron y sembraron el marxismo-leninismo que aún necesitamos.
Homenajear al Pelado significa el deber de reconstruir su historia para reconstruir la historia de la que él fue parte, junto con muchos como él que no corrieron su misma suerte, y que también merecen ser reivindicados.
Nos queda pendiente sintetizar y socializar la historia revolucionaria de la que Cachito fue parte y protagonista.
Pero algo es seguro, el gol lo metió de cabeza, solo frente al arco, sin mirar para atrás porque sabía, siempre supo, que era parte de un equipo por el cual había luchado toda la vida para ayudar a construir, y que nosotros seguimos construyendo porque sabemos que es una de las herramientas fundamentales sin la cual no habrá revolución posible.