Posted on: 5 febrero, 2021 Posted by: MULCS Comments: 0

05/02/2021

Las políticas del Gobierno en el manejo de la deuda, de las vías navegables, la megaminería, las concesiones permanentes a los sojeros y agroexportadores, profundizan la dependencia económica, y avanzan en el extractivismo y la depredación ambiental como “salida económica” a la crisis estructural de nuestro país, agravada por las políticas del macrismo y la pandemia del covid19.

Los acuerdos con el poder real sólo acentúan la dependencia y el desánimo de nuestro pueblo. Fortalecen a la derecha. Hay que construir otra salida a la crisis, desde una perspectiva popular, sin conciliaciones con el poder real.

La vacunación para todes y la dominación capitalista: La contradicción constante

En tiempo récord se han desarrollado varias vacunas contra el covid19, producidas por diferentes empresas farmacológicas y naciones. En estos momentos, se desarrollan disputas y contradicciones por la vacunación. Varios de los países y bloques con mayor desarrollo económico (EEUU, Canadá, la Unión Europea, Gran Bretaña, etcétera) intentan adueñarse de una cantidad de vacunas que supere en varias veces a sus propias poblaciones. Esta pretensión choca de frente con la capacidad de producción y la disponibilidad de vacunas, y con el propio “sentido común” de la vacunación universal.

Es sabido que, para ser realmente efectiva, una vacuna debe aplicarse sobre la inmensa mayoría de la población afectada por la enfermedad en desarrollo. Y como resultado de la internacionalización de los viajes aéreos y de las migraciones, el escenario del covid19, del mismo modo que los distintos virus desarrollados en los últimos quince años, es el planeta entero. Para “salvarse solo”, un país poderoso debería aislarse por completo de los contactos con otros pueblos, una idea imposible en la mundialización capitalista. La disputa es entre países y bloques (como en la increíble pelea por las vacunas de AztraZeneca entre la UE y Gran Bretaña, en el marco de la ruptura británica con la UE), y entre las distintas multinacionales farmacéuticas. En síntesis, es incompatible la lógica del capitalismo depredador con una solución real a la pandemia.

Para construir una salud pública efectivo, es preciso superar sistemas de salud y de producción de medicamentos, que priorizan la ganancia y la competencia, y por su propia naturaleza son incapaces de resolver problemas universales. También en este sentido, sigue sobresaliendo el ejemplo de Cuba que desarrolla vacunas suficientes para atender a su población, y en donde prevalece la decisión de ayuda mutua antes que la fría lógica de los negocios y el hegemonismo político.

La desigualdad en la distribución de las vacunas se ve claramente en un dato: mientras en América del Norte hay dos vacunas aseguradas por habitante (y más de ocho en Canadá), en todo el continente africano el porcentaje baja a 0,01 % vacunas por habitante.

En este complejo escenario sanitario y económico, mientras comienza un nuevo Gobierno imperialista encabezado por Biden en EEUU (y es desplazado en forma transitoria el espacio fascista de Trump,), se mueve el gobierno del Frente de Todos, intentando mantener las mejores relaciones posibles con todos los bloques de poder a nivel internacional y local. Como venimos señalando, se trata de una política imposible, que produce constantes frustraciones en su base social popular o progresista.

Nuevos retrocesos desde arriba: Cuando retroceder es la línea permanente

En nuestro país sufrimos las graves consecuencias de una situación económica y social que empeora cada año. A la larga crisis por falta de crecimiento económico desde hace diez años, se sumaron la brutal agresión de la etapa macrista contra nuestro pueblo trabajador y la pandemia del covid19.

En ese marco, la política conciliadora y negociadora del gobierno del Frente de Todos, que le resultó tan útil en el terreno electoral para unir a sectores con importantes contradicciones entre sí, se revela incapaz de dar solución a los graves problemas que sufrimos las mayorías populares en la Argentina.

Para resolver los elementos principales de la crisis económica, se plantean renegociar la deuda, y para ese objetivo buscan la mejor negociación posible con el FMI, los fondos de inversión usurarios y el capital financiero. Para que la negociación les resulte “exitosa”, aceptan no investigar el rol del FMI (organismo hegemonizada por el capital yanqui) en la historia de nuestra deuda eterna, ni en su papel durante el hiperendeudamiento macrista de los últimos años.

Con el fin de pagar los acuerdos de deuda ya conseguidos y el acuerdo aún inconcluso con el FMI, tienen que lograr un importante ingreso de dólares a la economía nacional. En medio del secretismo de esas negociaciones, el Ministerio de Economía y el Fondo continúan su avance(https://www.ambito.com/economia/argentina/el-acuerdo-sera-10-anos-comenzando-desembolsos-segundo-semestre-2025-n5166594), y el acuerdo sin dudas seguirá reforzando la dependencia económica de nuestro país en beneficio de los bancos y el imperialismo norteamericano.

Para conseguir esas divisas, se busca disminuir el nivel del conflicto con los agroexportadores, que entre otras cuestiones implica no pelearse con los formadores del precio del maíz y de las carnes, y encarece muchísimo el costo de nuestra canasta alimentaria. Esta política choca de frente con la inflación creciente, y obliga al Gobierno a pensar el aumento de las retenciones al maíz, el trigo, y las carnes, con la oposición del lobby agroganadero.

La conducción del Gobierno se juega a que, con esta política de concesiones permanentes y con la mejora de los precios de las exportaciones de granos y otras commodities, lleguemos a un mayor crecimiento económico, y se superen las duras condiciones de disminución de más del 10% del PBI durante el 2020 de pandemia. Pero para revertir la situación de nuestras mayorías populares es imprescindible tocar los intereses y las ganancias de los de arriba: en esta crisis, como siempre, muchos perdemos y algunos pocos ganan muchísimo.

El 2020 terminó con una inflación promedio superior al 36%, pero la carne aumentó más del 75%, frutas y verduras superaron el 55%, y el pan y la harina también fueron muy superiores a la inflación general. Buena parte de estos aumentos, como ocurre con la carne vacuna (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/02/05/4575/), los producen los exportadores y grandes supermercados, que siguen ampliando sus ganancias a costa del sufrimiento popular.

Como los alimentos básicos aumentaron más que la inflación general, se agravó la situación de los sectores más empobrecidos de nuestro pueblo. La mayoría de los sectores asalariados en “blanco” tuvieron aumentos salariales que no llegaron a cubrir la inflación, y mucho menos el aumento de los alimentos básicos.

En el segundo semestre, comenzó una relativa recuperación económica, aún con niveles inferiores al comienzo de la pandemia. Sin embargo, dicha recuperación se asienta en mayores ganancias para exportadores (principalmente, para la producción agroganadera), bancos, cadenas de supermercados, el comercio electrónico, y otros sectores de la elite económica y política.

Pero un crecimiento sin siquiera medidas mínimamente “redistributivas” amplía todavía más la brecha económica. En el mejor de los casos, los sectores laborales con mejores condiciones económicas y sindicatos fuertes, como es el caso de la Federación Aceitera, consiguen sostener sus ingresos reales. Pero sin recuperación salarial ni de las condiciones de trabajo de la mayoría de nuestro pueblo trabajador, la situación va a ser aún más dura. Los pronósticos del establishment no son alentadores (https://www.baenegocios.com/economia/El-empleo-tardara-5-anos-en-recuperar-niveles-prepandemia-20210202-0095.html). En el terreno salarial, el Gobierno está proponiendo ahora acuerdos salariales que no superen el 29% para 2021 (que es el porcentaje previsto para la inflación de este año en la Ley de Presupuesto), que significa convalidar la pérdida salarial de 2020 y de la etapa macrista.

En este contexto, se desarrolla un intenso debate entre sectores progresistas del FdT en relación al decreto 949/2020 sobre la Hidrovía, que continúa con la entrega de la soberanía nacional sobre las vías navegables. No es un tema menor: por esa vía sale la casi totalidad de las exportaciones argentinas, y el decreto vuelve a favorecer a las multinacionales aceiteras y agroexportadoras, que desde el menemismo hasta la actualidad carecen de controles efectivos por parte del Estado nacional. No es un dato menor que el Ministro de Transporte Meoni sea parte activa de los sectores más claramente aliados con el imperialismo dentro del gobierno del FdT, con Massa como representante principal.

En ese sentido, estamos promoviendo una declaración junto a distintos sectores políticos en repudio al decreto, y exigiendo una política soberana para este sector estratégico de nuestra economía (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/02/05/el-gobierno-nacional-sanciono-el-decreto-949-20-reclamamos-su-derogacion/). Ampliamos el tema en esta nota: http://mulcs.com.ar/index.php/2021/02/05/hidrovia-una-nueva-batalla-de-vuelta-de-obligado/

Al mismo tiempo, en Chubut el gobierno provincial sigue intentando avanzar con el proyecto de la megaminería, a pesar del activo rechazo de la mayoría de la población, que cuestiona las consecuencias ambientales y económicas de esta política extractivista. Con el explícito apoyo de la Secretaria de Minería nacional y del propio presidente Alberto Fernández, ligado a Massa y al Frente Renovador (http://noticiasdelacomarca.com/el-gobernador-arcioni-se-reunio-con-sergio-massa/), el gobernador Arcioni avanza a favor de los intereses mineros, y quiere aprobar lo antes posible la rezonificación minera en la Legislatura provincial. La movilización popular masiva en Chubut, y el crecimiento del apoyo a esta lucha en nuestro país, han impedido hasta el momento el avance de las multinacionales mineras (http://mulcs.com.ar/index.php/2021/02/05/jornada-plurinacional-contra-la-megamineria-en-chubut/).

No hay “debates” en el Frente de Todos que frenen el giro a la derecha

Las acciones desplegadas por el Gobierno en el manejo de la deuda, las vías navegables, la megaminería, las concesiones permanentes a sojeros y agroexportadores, profundizan la dependencia económica, y avanzan en el extractivismo y la depredación ambiental como única “salida económica” a la crisis estructural de nuestro país.

Sabemos que esas políticas no son compartidas por importantes sectores de nuestro pueblo, que se opusieron al macrismo y respaldaron a la coalición del Frente de Todos con la expectativa de que revertirían las medidas más antipopulares del gobierno de Cambiemos. Los voceros del actual gobierno buscan instalar que sus medidas son la única salida posible a la grave situación existente, y que no hay condiciones para enfrentar al poder real, a las grandes empresas y el imperialismo.

Desde nuestra perspectiva, que entendemos coincidente con numerosos sectores de nuestra clase y nuestro pueblo, es justamente al revés: de la mano de los acuerdos con el poder real sólo se acentúa la dependencia, el desánimo entre nuestro pueblo, y en el mejor de los casos, sólo se consiguen postergaciones o parches para la crisis permanente de nuestro país. La renegociación de la deuda externa sólo posterga pagos durante los próximos años, pero no soluciona los graves problemas del endeudamiento eterno.

Para superar nuestras limitaciones estructurales, hay que construir otra salida a la crisis, que termine con los privilegios conseguidos por los poderosos desde la dictadura militar hasta la actualidad, que regule la economía en beneficio de las mayorías, y que se apropie de las riquezas obscenas apropiadas por unos pocos a favor de nuestro pueblo y de nuestro país.

Si no se avanza en ese sentido, se favorece a la derecha de la coalición Juntos por el Cambio, que estará en mejores condiciones de luchar por su regreso al gobierno. Esa coalición reaccionaria es la expresión más clara del poder real, y cuando gobernaron marcaron la etapa de mejores condiciones para el imperialismo y los de arriba desde los años 90 y el menemismo.

Necesitamos una alternativa popular, antiimperialista, feminista, y con voluntad de poder

En nuestro país se han vuelto a configurar dos coaliciones fuertes, una propuesta de los sectores más concentrados de la derecha política y económica que se refleja en Juntos por el Cambio, y otra dirigida por el PJ, que se expresa en el Frente de Todos. El FdT surge como un frente de la mayoría de los sectores peronistas, incluyendo a los movimientos sociales mayoritarios, a la centro izquierda, y a una parte de la “nueva” y de la “vieja” izquierda.

Como el FdT aparece como la oposición a la derecha más visible, en buena parte del “campo popular” prevalece la visión de que la disputa política principal hay que darla al interior de la coalición dirigida por el PJ.

Desde el MULCS entendemos que no se trata simplemente de un gobierno tibio, que se pueda radicalizar desde adentro con medidas más progresistas o populares. Quienes dirigen el PJ, junto a sus aliados del Frente Renovador, tienen una orientación de clase clara: buscan negociar, en las mejores condiciones posibles, con el poder real de los bancos, los exportadores y el imperialismo, y carecen de un proyecto independiente. El ala con discurso más “progresista”, encarnada por el kirchnerismo, busca recrear a una burguesía local con peso económico y con “intereses nacionales”. Es una tarea imposible en nuestro país y en nuestro continente desde hace décadas: los sectores con peso en la gran burguesía local son estratégicamente aliados de las transnacionales, y sus discusiones consisten en dirimir qué parte del ingreso se apropia cada uno.

Siguiendo este análisis, entendemos que la tarea no consiste en la supuesta presión por adentro, sino en la organización del movimiento obrero y popular, en forma independiente a las direcciones históricas que sostienen la conciliación de los intereses entre la clase trabajadora y los sectores populares y la burguesía local. Junto a la participación unitaria y masiva en todas las luchas de nuestro pueblo, junto a la construcción de frentes unidos y combativos en todos los terrenos, hay que construir con decisión una alternativa política de las y los de abajo, masiva y popular, antiimperialista y feminista, que se proponga derrotar a los enemigos históricos de nuestro pueblo trabajador.

Para la construcción de esa alternativa hay que tener en cuenta especialmente a los sectores de masas, y al activismo sindical, social y popular que no ven otra salida que una coalición dirigida por el FdT para enfrentar a la derecha reaccionaria. Se trata de conseguir el difícil equilibrio entre criticar las limitaciones históricas y actuales de la conducción del PJ y sus aliados, y al mismo tiempo interesar realmente a los sectores populares contenidos en esa coalición en la conformación de un frente dirigido por nuestro pueblo trabajador, sin conciliaciones permanentes con los de arriba.

En la izquierda de nuestro país, sigue prevaleciendo el “delimitacionismo” de la propuesta conciliadora del actual gobierno. Esa orientación, hegemónica en las organizaciones del FIT y en propuestas similares, se combina en las posturas más sectarias que consideran de igual forma a las coaliciones de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos. Esas concepciones de organizaciones combativas, con quienes compartimos y seguiremos compartiendo espacios de lucha, no ayudan a construir la alternativa política que necesita nuestro pueblo trabajador.

Junto a millones de mujeres y hombres de nuestro pueblo, nos proponemos con decisión ser parte de un movimiento político amplio y popular, feminista y antiimperialista, clasista y con perspectiva de poder, que se proponga en serio derrotar a nuestros enemigos históricos. Para esa tarea, que supere las limitaciones actuales e históricas, de las conducciones que plantean que es posible mejorar nuestras condiciones de vida sin romper con el imperialismo y los poderosos, hay que organizar también a millones que aún confían en esas direcciones.

Nuestra política de desarrollo del MULCS, nuestra construcción frentista y unitaria que se expresa en el Movimiento de los Pueblos y en otras instancias de unidad social y política, está al servicio de esta construcción estratégica.