Posted on: 24 marzo, 2020 Posted by: MULCS Comments: 0

junio 2019

por Celina Rodríguez Molina*

Breve historia

Vamos a retomar la génesis y la genealogía de los encuentros, que hace 33 años que se vienen realizando en nuestro país. Estos encuentros que surgieron internacionalista, su armado surgió luego que mujeres de nuestro país participaron en el Foro de Nairobi (África). Siguiendo con la original metodología implementada en el Foro, propusieron un temario para los talleres, para el primer encuentro que se realizó en el mes de mayo de 1986 en la ciudad de Buenos Aires. La comisión organizadora estaba integrada por 43 mujeres de esa ciudad, provenientes de los más variados sectores políticos y sociales, partidos políticos, sindicatos, organizaciones. El eje central del encuentro fue la situación actual de la mujer en Argentina y las estrategias para el cambio, analizado desde los distintos aspectos: Identidad, violencia, educación, medios de comunicación, participación política, sexualidad, trabajo, familia, tiempo libre, aislamiento y comunicación, utilización del cuerpo de la mujer. Participaron de este Encuentro 1000 mujeres de la mayoría de las provincias. Se eligió en el plenario final la sede del próximo, luego de leer las conclusiones se expresaron la diversidad y multiplicidad de experiencias, ideas y opiniones, discrepancias y acuerdos, propios de un movimiento social.

El II Encuentro de Córdoba, donde la organización estuvo a cargo de una comisión de esa ciudad, sentando ya un principio que habría de cumplirse en todos los encuentros posteriores: cada lugar elegido como sede debía autónomamente organizarlo. Participaron en el mismo, alrededor de 600 mujeres. Se agregaron algunos temas tales como: tercera edad, adolescencia y juventud, mujer joven. El IV Encuentro Nacional se realiza en Rosario en el mes de agosto de 1989. Pese a la crisis económica que en ese momento azotaba al país, y a que la participación en los mismos es autofinanciada, 3000 participantes colmaron todas las expectativas. Funcionó por primera vez una guardería para les niñes. En ese encuentro salió una condena expresa al indulto a los militares. Esta breve historia de los primeros años de los encuentros nos cuentan varias cosas y destruyen algunos mitos que están instalando sectores políticos conservadores, que también forman parte de estos encuentros.

Construcciones históricas feministas / consensos, acuerdos/ derribando mitos

Desde sus inicios los encuentros de mujeres, fueron motorizados por mujeres, lesbianas, y otras identidades; organizadas en partidos políticos, organizaciones sociales, de derechos humanos. Por ejemplo, integrantes de las Madres de Plaza de Mayo formaron parte de esos primeros encuentros. Esa participación fue y es poniendo nuestros primeros territorios: nuestros cuerpos, tomando la consigna feminista “lo personal es político”, integrando orgullosamente pertenencias colectivas. Desde sus inicios fue internacionalista, ya que el intercambio con mujeres que fueron a Nairobi, junto con las miles de exiliadas en España, México, Francia, que volvieron en esos años de la recuperación de la democracia, trayendo militancias feministas, logros, que luego de largas luchas, se consiguió como el derecho al aborto en Francia.

La figura de Dora Coledesky, abogada de izquierda, feminista, marca esa época y es la que comienza esa “proto campaña por el derecho al aborto” en nuestro país, relacionándose con las luchas en Francia y otros países; junto con mujeres de derechos humanos, víctimas ellas de la dictadura militar como fue Laura Bonaparte, Madre de Plaza de Mayo, que formó parte de esos inicios de la lucha por un derecho que todavía reclamamos. Ese internacionalismo estuvo desde sus orígenes en los encuentros de mujeres; luego fue tomando forma; y así empezaron a venir activistas de organizaciones luchadoras campesinas, del CONAMURI de Paraguay, del MST de Brasil, de Honduras, de Bolivia; concretando los paneles latinoamericanos del Abya Yala, incorporando intercambios con luchadoras de otros territorios, enriqueciendo y potenciando las luchas feministas, saltando las fronteras capitalistas, racistas, patriarcales.

Desde sus inicios fue federal, es decir que recorrimos muchos territorios, con las incorporaciones de mujeres de pueblos originarios, campesinas, trabajadoras, estudiantes, jóvenes. Logramos vencer trabas económicas, personales, y pudimos estar varios días juntas, libres, deseosas, conociéndonos, reconociendo las heterogeneidad, también conocimos en vivo y directo, en nuestros cuerpos los fundamentalismos, los gobiernos hambreadores y patriarcales, supimos del poder de las iglesias reaccionarias, de las represiones. Esos recorridos federales fueron para ir poniendo en jaque, cuestionando visiones sobre el Eestado nación, construido desde los genocidios y los racismos; y fuimos de a poco, y desde las luchas callejeras con las Madres del dolor, con las víctimas del gatillo fácil, con las ex detenidas desaparecidas de la dictadura, con las activistas contra Monsanto / Bayer, con las madres contra las fumigaciones, contra las que luchan contra las trasnacionales, las de la minerías contaminadoras. Fuimos, en esos aprendizajes colectivos, callejeros, abrazando diversas luchas, identidades. Ese aprendizaje nos da el refuerzo histórico, para hoy plantear la necesidad del cambio de nombre a nuestras construcciones por más de 30 años. Ya decir nacional, con todo lo que significa esa denominación, no nombra a nuestras construcciones, queda chica y retrógrada esa denominación, atrasa.

En Trelew, tierra mapuche, fue clarísimo; con la presencia de las mapuches, de las feministas comunitarias de Bolivia, del COPINH de Berta Cáceres, de las Lolitas de Guatemala, de las mujeres negras, afrodescendientes, racializadas. Fue el mandato claro y contundente para cambiar el nombre y que nos denominemos plurinacional. Por eso lo de Plurinacional es hoy una denominación que surge de nuestras luchas y las incorpora. Ya es plurinacional, a pesar de las resistencias politiqueras y retrógradas.

Desde hace muchos años, el movimiento de disidencias sexuales; las lesbianas, las trans, las travestis, han estado construyendo estos encuentos, forman parte. Las figuras de Lohana Berkins y Diana Sacayán, son las expresiones que sintetizan esas presencias. Lo que no se nombra se invisibiliza, se niega, se ningunea. Por eso cambiar y poner ademas de mujeres, las disidencias sexuales habla muy bien de nosotres, de estos procesos colectivos no conservadores, de cambios, de integraciones, de respeto, de sentirnos parte, de mirarnos como iguales, a pesar de nuestras diversidades. Ya estamos en las calles juntes, ya nos reconocemos en las mareas verdes y multicolores, ya nos vemos en los colores de las banderas plurinacionales que tienen los mismos colores que las banderas de las comunidades disidentes. Somos el gran movimiento que no retrocede, que cruza, que cuestiona, que interpela las instituciones de un sistema capitalista, patriarcal, racista, heteronormativo. Seguimos levantando las banderas socialistas, feministas, construyendo un feminismo internacionalista, desde abajo a y la izquierda.

*Espacio de género del FPDS Corriente Nacional en el Movimiento de los Pueblos: Por un Socialismo Feminista Desde Abajo / Integrante de la Cátedra Libre Virginia Bolten de la UNLP